10 consejos científicamente comprobados para cuidar tu cerebro
Aunque no lo parezca, cuidar el cerebro depende de factores que van más allá de estar mentalmente activo. De hecho, hay varias medidas científicamente comprobadas por los especialistas en Neurología que ayudan mantener el cerebro saludable y prevenir el envejecimiento cerebral prematuro.
Mantente físicamente activo
La manera más barata, más fácil y asequible para mantenerse activo físicamente es pasear. Así pues, intenta hacerlo todos los días, caminando a buen ritmo durante 90-120 minutos, o el tiempo que puedas si no te vez capaz de caminar tanto rato. Lo ideal es caminar 7 km más o menos, es decir, unos 10.000 pasos.
También puedes buscar estrategias para obligarte a hacer todo el ejercicio que puedas, en el caso de que no tengas suficiente tiempo libre. Por ejemplo, no uses el coche para ir al trabajo y, si tienes que cogerlo, no lo aparques justo en la puerta, déjalo a 10-15 minutos de tu trabajo. Evita también el ascensor si no es imprescindible y utilizar las escaleras.
En definitiva, evita el sedentarismo a toda costa. Si tu trabajo es sedentario, levántate cada 30 minutos y camina o estira las piernas un rato. Por supuesto, si además practicas algún deporte, mucho mejor.
Mantente mentalmente activo
No dejes nunca de aprender. La actividad mental se reduce mucho a partir de la jubilación, lo que favorece la atrofia cerebral y por tanto la aparición de demencia. Para evitarlo, aprende o estudia cosas que no pudiste hacer cuando trabajabas. Por ejemplo, apúntate a un taller de baile o de cerámica, matricúlate en una escuela de adultos, aprende un idioma o, incluso si te apetece, matricúlate en una carrera universitaria. Está demostrado, por ejemplo, que sólo ponerse a estudiar un idioma retrasa la aparición de demencia hasta en cinco años. También puedes hacer actividades como escuchar música, ir al cine y al teatro, leer la prensa para saber qué sucede a tu alrededor, todo menos quedarte en casa viendo la televisión, ya que es veneno para el cerebro.
Mantente siempre socialmente activo
No te aísles, hay que tener en cuenta que la soledad y el aislamiento favorecen el deterioro cognitivo. Mantén una rica vida social, sé amigo de tus amigos y disfruta de ellos. No te quedes en casa viendo la televisión, que aporta muy poco al fortalecimiento cognitivo.
Por otro lado, si por la razón que fuera no tienes vida social, créatela, es decir, hazte socio de una peña, una hermandad, un club, una ONG, el hogar del pensionista o el casino para relacionarte, todo menos quedarte en casa. El ser humano es un animal social y nuestro cerebro se desarrolló tanto porque interaccionamos con los demás, entre otros motivos.
Evita el estrés y las preocupaciones
El estrés cotidiano que la inmensa mayoría sufre es tóxico para el cerebro. Debido al mismo, nuestro cerebro está constantemente impregnado en cortisol (la hormona del estrés), que produce muerte neuronal.
Así pues, hay que aprender a gestionar el estrés, aprender a decir "no", poner un límite. Una de las mejores maneras de combatir el estrés es la meditación, el ahora llamado “mindfulness”. Gracias a ello, adquirirás sabiduría y aprenderás a distinguir entre lo fundamental y lo accesorio, la mejor manera de combatir el estrés.
Finalmente, no te irrites por cosas banales, no ganas nada con ello y, no obstante, tu cerebro se resentirá.
Mantén una actitud positiva y ríe todo lo que puedas
Está científicamente demostrado que el ser humano es feliz fundamentalmente cuando comparte. Por tanto, da amor, sé altruista, piensa en cuánto te sobra para ayudar a los demás, en definitiva, ayuda a los demás, tu cerebro te lo recompensará.
Por otro lado, es importante usar el buen humor, reír lo que se pueda. El humor es una característica de las personas sanas e inteligentes.
Mantén una dieta saludable
Otra medida importante para cuidar nuestro cerebro es llevas una dieta baja en azúcares refinados (el mismo azúcar, miel, tortas, galletas, polvorones, pasteles, refrescos, dulces, tortas, galletas, pan) y grasas saturadas (mantequillas, margarinas, leche entera, panceta, morcilla, chorizo, mortadela, salchichón, productos de repostería). Así pues, lo ideal es llevar una dieta mediterránea, es decir, rica en verdura, fruta, legumbres en lugar de carne y pescado.
No comas demasiado
La obesidad tiene serias consecuencias para nuestro cerebro. Por ejemplo, produce dolor de cabeza o lo agrava si ya existe y, de hecho muchos pacientes mejoran la cefalea tan sólo perdiendo peso. Otro dato a tener en cuenta es que la tasa de depresión es mayor en las personas obesas que las que están en su peso. Además, la obesidad acelera el envejecimiento del cerebro y favorece la pérdida de memoria.
Para prevenirla, es importante no comer en exceso. De hecho, se ha demostrado que comemos hasta más de lo necesario (las personas obesas incluso más), así que es importante cambiar estos hábitos.
Duerme las horas necesarias
El sueño es una función más de nuestro organismo, de nuestro cerebro, imprescindible para la salud. Es por ello, que el 30-35% de la vida la pasamos durmiendo. Por ejemplo, si viviéramos 90 años, pasaríamos 30 en fase sueño. El sueño tiene una gran variedad de funciones imprescindibles para mantener el cerebro sano:
- Limpia el cerebro: durante el día se van produciendo sustancias químicas de deshecho. Durante la fase del sueño, el cerebro se dedica a autolimpiarse para eliminar todas esas sustancias. Si se quitan horas de sueño, el cerebro no tiene tiempo suficiente para hacer esta limpieza, por lo que las sustancias van acumulándose en las neuronas, favoreciendo la muerte prematura de las mismas.
- Consolida la memoria: durante el sueño, el cerebro ordena los recuerdos para que, cuando se quiera recurrir a ellos, se puedan encontrar, como si el cerebro fuera una gran biblioteca y los libros fueran recuerdos. Si no duermes lo suficiente, el bibliotecario no tiene tiempo para ordenar los libros y, si quieres coger uno en concreto, no lo encontrarás, ya que no estará en su sitio.
- Reinicia el cerebro: durante el sueño, se restablecen los almacenes de energía celular, se tratan los asuntos emocionales, se reparan alteraciones en los circuitos que se hayan podido producir durante el día. Se podría decir que el cerebro se resetea, como si fuera un ordenador.
Controla la tensión arterial, el azúcar y el colesterol
Estos tres elementos pueden dañar el cerebro de forma irremediable. Para vigilar la tensión, cómprate un aparato de la tensión; si está reiteradamente por encima de 140 la máxima y 90 la mínima, consúltalo con tu médico para tratárselo, ya que lo ideal es mantener la tensión en torno a 120/70.
Asimismo, se recomienda medirse los niveles de glucosa y colesterol por lo menos una vez al año. Si los resultados son elevados, no dudes en tomar todos los medicamentos necesarios para regular esos valores.
Evita los productos tóxicos
Sólo un cigarrillo ya es malo para la salud, y más de tres cervezas al día o copas de vino al día (sin mencionar las bebidas de alta graduación) son nocivas para la salud. De hecho, el alcohol es uno de los tóxicos más nocivos para el cerebro.