Abordaje neurorehabilitador en la etapa infantil
Las primeras etapas de la vida son fundamentales para el desarrollo de las principales funciones motoras, cognitivas, lingüísticas, perceptivas, emocionales y sociales del adulto. Las afectaciones neurológicas infantiles constituyen un hecho transcendental tanto en los niños afectados como en sus familias. Es por ello que la rehabilitación infantil ha tenido un importante desarrollo en las últimas décadas. Podríamos definirla como la “rehabilitación del desarrollo” con la que se trata de reducir las discapacidades funcionales y posibilitar una vida adulta lo más autónoma posible.
Ámbitos de la rehabilitación infantil
La eficacia de la neurorrehabilitación en la etapa infantil depende de su inicio temprano en el periodo en el que el sistema nervioso está en fase de maduración, período crítico en el que existe una máxima vulnerabilidad y al mismo tiempo una máxima sensibilidad a los estímulos para el aprendizaje.
La rehabilitación infantil no se trata de intervenciones puntuales o aisladas, sino de un proceso que sigue al niño con una discapacidad desde el nacimiento hasta el inicio de la edad adulta, previniendo, diagnosticando y tratando los déficits y complicaciones que puedan aparecer en cada etapa concreta del desarrollo con el objetivo de minimizar la discapacidad futura.
Las necesidades de rehabilitación infantil en niños con discapacidad de origen neurológico no siempre son las mismas por la gran variedad de déficits y nivel de afectación que nos podemos encontrar, por lo cual se debe disponer de diferentes modelos de atención dependiendo de la afectación, edad, evolución, nivel de actividad y circunstancias sociales del niño, y no estar restringida a un solo ámbito sino que debe cubrir los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve el niño. Además del hospitalario, la rehabilitación infantil debe cubrir otros como el ámbito escolar y el familiar.
El ámbito hospitalario en neurorrehabilitación infantil debe ofrecer un seguimiento donde se controle la evolución en cada caso, se realice prevención y diagnóstico de complicaciones y se indiquen tratamientos específicos. El equipo de rehabilitación infantil debe ser multidisciplinar y trabajar de una manera interdisciplinar para conseguir un abordaje global.
Los tratamientos neurorehabilitadores implementados en el ámbito hospitalario serán tratamientos específicos siempre con objetivos funcionales concretos como, por ejemplo: programas de reeducación del equilibrio y la marcha con la utilización de las últimas tecnologías para el análisis de la marcha y la utilización de sistemas electro-mecánicos para la reeducación de la marcha, valoración y tratamiento global de la espasticidad, incluyendo tratamiento farmacológico sistémico y local mediante infiltraciones con toxina botulínica, de fisioterapia y terapia ocupacional, valoración de ortésis y tratamiento quirúrgico; programas de reeducación de las actividades de la vida diaria y tratamiento neuropsicológico especializado para potenciar las funciones cognitivas, emocionales y conductuales afectadas; actividades grupales y deportivas para promover la adaptación a la discapacidad, la integración y la participación en actividades escolares, deportivas y sociales.
En cuanto al ámbito escolar, todos los niños con alteraciones motoras con edades comprendidas entre los 6 y 18 años deben estar escolarizados, ya sea en escuelas ordinarias con adaptaciones curriculares y profesor de apoyo, según las necesidades específicas de cada niño, y con apoyos de fisioterapia y logopedia. Los niños con plurideficiencias y severa afectación cognitiva se escolarizarán en centros de educación especial donde recibirán tratamientos de mantenimiento de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y curas de enfermería, si lo precisan.
El abordaje de la discapacidad en la etapa infantil es de suma importancia al tratarse de déficits permanentes pero a la vez cambiantes a lo largo del desarrollo del niño, por lo que su seguimiento deberá ser continuo en todas las etapas con una correcta utilización y coordinación de los recursos en los distintos ámbitos. Esta optimización de los recursos se consigue mediante el seguimiento del niño en unidades especializadas en rehabilitación infantil que sirvan de conexión entre los diferentes ámbitos, garantizando un seguimiento multidisciplinar que cubra todas las necesidades del niño, así como de su familia y promueva la mayor integración y participación posible en la comunidad a pesar de los déficits neurológicos existentes.