Actitud ante un nódulo tiroideo
Un nódulo tiroideo es el crecimiento de una protuberancia en la glándula tiroides. Esta presencia en el tiroides implica que hay una tumoración nodular con un diámetro suficiente para que sea palpable. Los nódulos tiroideos pueden ser tanto benignos como malignos, y los más frecuentes son la hiperplasia nodular, los adenomas foliculares, el cáncer de tiroides y la tiroiditis.
Es más frecuente entre mujeres de edades medias, y la prevalencia aumenta con la edad. No obstante, el dato para el optimismo es que casi todos de los nódulos son benignos.
Síntomas del nódulo tiroideo
Muchos nódulos son asintomáticos, pero los síntomas compresivos son raros siempre y cuando la lesión no exceda los cinco o siete centímetros. En el caso de producirse síntomas compresivos de estructuras anatómicas adyacentes, éstos se manifestarán como alteraciones de la voz, ronquera, dolor en cuello, dificultad para tragar o problemas respiratorios.
Muy pocos pacientes con un nódulo tiroideo presentan hipertiroidismo, es decir, un exceso de actividad de la glándula tiroidea. Pruebas diagnósticas y terapéuticas en nódulo tiroideo.
A parte de la exploración clínica, hay que realizar determinaciones de hormonas tiroideas. Si éstas están en niveles normales y el nódulo es inferior a diez milímetros, además de no haber factores de riesgo de malignización, la actitud que se debe seguir es conservadora, realizando seguimiento clínico y analítico al paciente en la consulta. No obstante, existe cierta controversia respecto a si es necesario realizar Gammagrafía Tiroidea en nódulos con la hormona tiroidea normal, aunque nosotros la realizamos si existiese alguna duda de la existencia de un hipertiroidismo.
A su vez, también es discutible si es necesaria la realización de un TAC o de una resonancia magnética. Éstas se pueden realizar para un análisis más detallado de la localización y si existiese algún tipo de duda sobre su malignidad.
En caso de que los niveles hormonales sean normales pero el nódulo sea superior a diez milímetros o haya factores de riesgo de malignización, se debe realizar una ecografía del tiroides y una PAAD (Punción Aspiración con Aguja Fina) para determinar si el nódulo es maligno o benigno. Si el nódulo es benigno se recomienda realizar un seguimiento del mismo en la consulta mediante analíticas y ecografías de control. Si por el contrario se trata de un nódulo maligno, hay que realizar una intervención quirúrgica, la tiroidectomía total, que consiste en la extirpación completa de la glándula tiroides.
Por otro lado, si las hormonas tiroideas estén elevadas al principio, se debe realizar una ecografía de la glándula tiroides. Los nódulos mayores de tres centímetros es aconsejable extirparlos mediante cirugía, y se tratarán como nódulos benignos si no hay sospechas de malignidad ni en la ecografía ni en el PAAF.
Si el nódulo tiroideo es benigno pero produce síntomas compresivos también se indicará la cirugía. No obstante, en este caso puede resolverse con una hemitiroidectomía, es decir, la extirpación de la parte afectada de la glándula tiroides.
Para más información, consultar con un especialista en Cirugía General.