Acúfenos: causas, diagnóstico y tratamiento
El acúfeno se puede definir como una alucinación sonora, es decir, percibir un sonido que no existe. El paciente con acúfeno percibe un sonido que nadie más puede oír. Es una definición aproximada, ya que una primera clasificación de los acúfenos los divide en acúfenos subjetivos y objetivos. Los subjetivos son los que más se ajustan a la definición anterior. El acúfeno objetivo es aquel que, con los medios adecuados, podría llegar a oírse por otra persona externa al paciente.
Causas
Las causas pueden ser variadas. Un acúfeno objetivo puede deberse por ejemplo a pequeñas lesiones en la articulación temporomandibular, que al movilizarse produzca chasquidos audibles, o una disfunción de la trompa de Eustaquio... Si es pulsátil, podría justificarlo una hipertensión, donde el paciente se oye su propio latido cardíaco, una hipertensión intracraneal benigna, etc.
En el caso de los acúfenos subjetivos, en muchas ocasiones están relacionados con una pérdida auditiva. Se piensa que entonces la vía auditiva se reorganiza a nivel subcortical y envía a la corteza auditiva una señal eléctrica un tanto “extraña”, comparada con la señal “normal” que resultaría de la vía auditiva sin modificar. Esa señal modificada la interpreta la corteza auditiva como un ruido.
Diagnóstico
El diagnóstico del acúfeno se basa en la historia clínica. Cuando el paciente nos cuenta que nota un pitido o un ruido como el de un motor, una olla exprés, un ventilador, el sonido del agua corriendo... ya tenemos ahí el acúfeno. La primera prueba a realizar, de forma ineludible, es una audiometría para saber si el paciente oye bien o no. La segunda prueba, se llama acufenometría.
Con la acufenometría tratamos de caracterizar el acúfeno, encontrar un sonido que se le parezca lo más posible y así conocer su frecuencia e intensidad. Desde el punto de vista diagnóstico no es demasiado útil pero sí podría tener implicaciones en el tratamiento. Después disponemos de varios cuestionarios para los acúfenos.
Personalmente suelo utilizar el Tinnitus Handicap Inventory: en este cuestionario, se le pasan al paciente varias preguntas relacionadas con su acúfeno, asignando una puntuación dependiendo de la respuesta. Según la puntuación final podemos hacernos una idea de la repercusión que el acúfeno tiene sobre la vida del paciente.
Otro cuestionario, el Test de Hipersensibilidad al Acúfeno, explora la hiperacusia, un fenómeno que puede asociarse al acúfeno, donde el paciente siente una gran molestia o incluso dolor, ante sonidos cuya intensidad no produce molestias en las demás personas. Los pacientes con hiperacusia son aquellos que no pueden soportar, por ejemplo, estar en una fiesta con varias personas hablando al mismo tiempo. También tiene una repercusión importante para el tratamiento.
Otros métodos de diagnóstico: exploración de los niveles de ansiedad, resonancia magnética cerebral, exploración de la articulación tempormandibular y de puntos gatillo somatosensoriales ,etc, dependiendo de cuál sea nuestra sospecha diagnóstica.
Tratamientos
El tratamiento depende del diagnóstico. Si el acúfeno se debe a una pérdida de audición, lo más lógico sería restablecer o mejorar la audición del paciente. Dependiendo de la causa de la pérdida de audición podemos recurrir a la cirugía o a los audífonos. Si el acúfeno se debe a una disfunción de la articulación temporomandibular, se puede recurrir a férulas de descargan mandibular, técnicas de ortodoncia... Si es por exceso de estrés, técnicas de relajación, ansiolíticos...
En general, la mayoría de los pacientes vienen buscando una “pastilla mágica” que les quite los acúfenos. Esa pastilla sencillamente no existe. Se han usado muchos medicamentos pero la mayoría de ellos no tienen efecto apreciable. En general, los ansiolíticos y los tratamientos que inciden sobre la vía dopaminérgica auditivolímbica parece que podrían tener cierto efecto, pero también producen somnolencia y ese es un efecto secundario poco tolerado por muchos pacientes.
Las medidas conductuales tienen bastante efectividad en general. Probablemente no hagan que desaparezca el acúfeno, pero sí que éste llegue a ser soportable y que no influya en la vida diaria del paciente, que el acúfeno llegue a ser, por ejemplo, como el ruido que hay siempre presente cuando se vive en una calle con mucho tráfico: siempre hay un ruido de fondo, pero llega un momento en que los que viven en esa casa prácticamente no se dan cuenta de ese ruido.
Estas medidas van encaminadas a “enseñarle al cerebro qué es lo que debe oir y qué sonidos debe ignorar”: evitar los ambientes silenciosos y usar otros sonidos para enmascarar el acúfeno, realizar actividades que distraigan la atención y eviten estar centrados en el acúfeno. Las terapias sonoras son muy interesantes: se trata el acúfeno y la hiperacusia usando otros sonidos, como los sonidos fractales, enmascaradores, inhibición residual, la terapia de reentrenamiento del acúfeno, la terapia sonora secuencial...