Aumento con prótesis mamarias
La mamoplastia de aumento es el procedimiento quirúrgico más frecuente en cirugía plástica-estética junto a la liposucción. La paciente debe tener varias entrevistas con el cirujano antes de pasar por el quirófano, y de esta manera poder valorar objetivamente los riesgos de una intervención que puede realizarse bajo anestesia general, local o sedación. Estamos hablando de una intervención qurúrgica que tiene una duración en torno a las 2 horas.
Si bien existen dos formas de implante: anatómica y redonda, el aumento con prótesis mamarias puede realizarse mediante tres tipos de incisiones. La primera, el surco submarino, es la incisión más frecuente, en que la cicatriz queda oculta por la misma prótesis y no afecta a la lactancia. Se utiliza en mujeres jóvenes con mamas simétricas. La areola, por su parte, que se realiza en la mitad inferior del perímetro de la misma areola, se utiliza en mujeres que han tenido embarazos y tienen la mama algo caída. El pliegue axilar, por último, es la incisión más disimulada que hay excepto si se levantan los brazos. No afecta a la lactancia y está indicada para mujeres jóvenes.
Motivaciones y riesgos de la mamoplastia de aumento
Una mezcla de factores físicos y psíquicos son los que empujan a la mujer a realizarse un aumento con prótesis mamarias. Esto ayuda a mejorar la autoestima de dicha mujer, ganar en confianza y seguridad.
Las complicaciones en un aumento mamario son raras, aunque como en toda cirugía pueden existir. Las más comunes son el hematoma o sangrado, la infección, las cicatrices intestéticas o las arrugas en la piel. La ruptura del implante es un riesgo real, sobre todo en prótesis antiguas, cuya ruptura puede ser frecuente a los 10 o 15 años. No obstante, con las prótesis de gel de alta cohesividad este riesgo no existe. La rotación del implante o la contractura capsular son otras de las contraindicaciones.
Mantenimiento tras la cirugía
La mujer que se somete a una mamoplastia de aumento tiene que tener claro que las prótesis mamarias son dispositivos artificiales con capacidad de deterioro y ruptura, que pueden precisar su explantación o reemplazo y que por tanto requieren de un control a largo plazo para evitar dichas situaciones.