Aumento de pecho: vías de abordaje y su incidencia en la cicatrización

Aumento de pecho: vías de abordaje y su incidencia en la cicatrización

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 27/05/2019

Históricamente, la operación de aumento de senos puede realizarse a partir de tres vías principales de abordaje: la vía del surco submamario, la vía areolar o la vía axilar. En FEMM se utilizan las tres vías de acceso, ya que cada una de ellas tiene unas ventajas y particularidades. El cirujano ha de ser versátil, y adaptarse a cada caso. La decisión de colocar la cicatriz en un lugar u otro dependerá de distintos factores, por lo que no se realizará un único tipo de incisión.

No obstante, la opción mayoritaria es la vía del surco submamario. La principal razón es que la cicatriz, de unos cuatro centímetros, queda oculta en el pliegue de la unión entre pecho y tórax, volviéndose imperceptible. La vía de la areola tiene su indicación cuando se encuentra ante un caso en el que también es necesario trabajar la misma areola, bien porque existe una asimetría mamaria en la altura y hay que elevarlas, o bien si nos encontramos ante unas areolas prominentes de las que se debe reducir su diámetro o forma. La vía de abordaje axilar tiene la ventaja de que la principal de que la cicatriz queda oculta en el pliegue de la axila.

 

El aspecto de la cicatriz derivada de una cirugía de aumento de pecho mejora con el paso del tiempo, hasta un año y medio después de la operación. Es importante seguir las indicaciones individualizadas, siendo las más habituales el cuidado mediante la hidratación con aceites, como la rosa de mosqueta o los parches cicatrizantes. Existen otros tratamientos, como la aplicación precoz de láser CO2, el Erbio, el Colorante Pulsado o la aplicación de carboxiterapia una vez que pasen seis meses de la operación.

 

Aumento de pecho: la vía del surco submamario

La vía del surco submamario es la opción mayoritariamente escogida por FEMM, salvo que haya asimetrías mamarias o alteraciones en la areola. Desde el punto de vista de la visibilidad, ésta queda oculta bajo el pliegue en la unión entre pecho y tórax. Así, a través del surco submamario se puede levantar cómodamente y de manera no traumática el músculo pectoral, para crear el hueco bajo el mismo. Además, se consigue aislar la profundidad de la glándula mamaria del implante, ya que la glándula no se abre, eliminándose así el riesgo de contaminación de la prótesis con la glándula mamaria y se disminuye la posibilidad de desarrollar una contractura capsular futura.

A su vez, otra ventaja es que desde el punto de vista ginecológico y oncológico no se produce ningún tipo de cicatriz que pueda confundir o alterar el resultado de mamografías u otras pruebas futuras.

La incisión, de unos cuatro centímetros, se hace coincidir con el nuevo surco submamario, y se fija a la profundidad para que permanezca justo en ese pliegue. Si esta no se fija, se hará visible en lugar de permanecer en el surco, de ahí la importancia de la fijación a profundidad si queremos que la cicatriz pase desapercibida. La fijación se realiza a través de puntos reabsorbibles internos, que también ayudan a que la cicatriz definitiva sea más fina, al evitar la tensión y la tracción a la misma.

Cuando la paciente tiene algo de pecho antes de la operación y este se encuentra bien conformado, se puede realizar la incisión, y por lo tanto la cicatriz en el surco submamario original que ya posee la paciente. No obstante, en otras ocasiones en las que la paciente tiene muy poco pecho o el surco submamario alto, se debe medir a la paciente y crear un surco más bajo que el original, haciendo coincidir la cicatriz con el surco. Además de la fijación, desde la cicatriz a la profundidad del tejido se realiza un cierre por planos, para evitar tensión que pudiera ensancharla. Por último, se realiza una sutura intradérmica reabsorbible que mantiene los bordes de la herida unidos durante los primeros meses sin la necesidad de puntos.

 

Aumento de pecho: la vía areolar

Su principal ventaja reside en el cambio de color entre la areola y la piel del pecho, más clara, disimula la presencia de la cicatriz, realizándose la transición areola-piel. Cuando la paciente presenta asimetrías a la altura del pezón, en FEMM se opta por esta vía, ya que haciendo la incisión a través de la areola se puede elevar o descender la misma para simetrizar la altura del pezón.

Esta vía también es ideal para colocar implantes en pacientes con asimetrías de los polos inferiores mamarios o de la altura de los surcos submamarios. Así, desde esta incisión se puede acceder al plano subpectoral y trabajar los surcos. En otros casos, es necesario tallar la glándula mamaria para eliminar su aspecto cónico, o cuando las areolas proyectan hacia fuera en forma de pirámide, algo común en las pacientes con pecho tuberoso. También por vía aerolar se puede reducir su diámetro o elevar el pecho en casos de mastopexia o elevación mamaria.

No obstante, la vía areolar puede conllevar un ligero aumento de la posibilidad de padecer un encapsulamiento o una contractura capsular, ya que el implante está en contacto con la glándula mamaria. Para reducir esa posibilidad, se realizan lavados con antibiótico en el hueco donde irá colocado el implante, además de introducir las prótesis a través de una película aislante que evita el contacto entre prótesis y la zona contaminada de la areola.

 

Aumento de pecho: la vía axilar

Es habitual para introducir los implantes. La incisión se coloca oculta en el pliegue de la axila y a través de la misma se accede tanto a los planos subglandulares, es decir, por encima del músculo, como al subpectoral. En ocasiones, además de la pequeña incisión de cuatro centímetros en la axila se realiza una pequeña contra incisión en el surco submamario, con la que se despega con mayor control la inserción inferior del pectoral mayor.

La vía axilar ha recibido críticas, ya que aumenta la posibilidad de sufrir contractura capsular como el acceso areolar. Se ha de escoger con cautela al paciente, ya que si el proceso de selección no es el adecuado, los implantes quedarán altos y las prótesis no rellenarán los polos inferiores de la mama.

 

La cicatriz en el aumento de pecho

Independientemente de la vía de acceso, la cicatriz cutánea debe ser cuidada. Desde el punto de vista del análisis de los tejidos, se considera que la cicatriz es madura a los seis meses de la cirugía. Desde el punto de vista de la visibilidad, la cicatriz permanece enrojecida durante más tiempo debido a los nuevos vasos capilares.

Una vez realizada la operación, el primer cuidado es por parte de los especialistas, que aplicarán un apósito que protege la cicatriz durante las primeras tres semanas. Posteriormente, se le entrega al paciente un kit de aceites hidratantes con rosa de mosqueta para aplicar directamente a la cicatriz, así como una crema hidratante y reafirmante que la paciente debe aplicarse en el resto del pecho para evitar la aparición de estrías.

El aceite rosa de mosqueta no debe aplicarse demasiado pronto, ya que puede provocar la aparición de quistes en la zona. En según qué pacientes en los que la cicatriz comienza a engrosarse o se sospecha de difícil cicatrización, se colocan unos parches que la protegen y presionan, mejorando el aspecto a los dos o tres meses. Es importante ser constante con la aplicación de los mencionados parches si se desea que tengan éxito. En ocasiones se altera la rosa de mosqueta con parches.

La cicatriz debe protegerse con factor solar de protección alto (50) durante al menos un año. A determinadas pacientes que sufren demasiada pigmentación se les aplica carboxiterapia a los seis meses, y en ocasiones se utiliza de manera precoz el láser CO2, el Erbio o el colorante pulsado, aunque estos tratamientos serán indicados por el especialista en Cirugía Plástica según evolucione cada caso.

Cirugía Plástica, Estética y Reparadora