Aumento mamario con prótesis con cubierta de poliuretano: una solución de futuro, ahora
Hoy día la cirugía de aumento de pecho en todas sus variantes (Mamoplastia de Aumento simple, mastopexia con implantes y corrección de malformaciones mamarias) es la intervención de Cirugía Estética más demandada.
Los avances en las técnicas quirúrgicas y anestésicas, unido a la mejoría en el desarrollo tecnológico de los implantes mamarios, la convierten en una intervención muy segura, con unos resultados predecibles y un alto índice de satisfacción.
En busca de una mayor seguridad y durabilidad en el resultado, los implantes de gel de silicona de alta cohesividad con cubierta multicapa rugosa y con forma anatómica, se han posicionado como la opción preferida por los cirujanos plásticos y las pacientes.
Sin embargo, eventos como la contractura capsular; rotación del implante; seroma periprotésico; o adelgazamiento del tejido debido al efecto gravitatorio del implante, con aparición del fenómeno de “rippling” (ondulaciones superficiales), son problemas que se asocian a este tipo de implantes y se acentúan con el paso del tiempo.
Con objeto de evitar o minimizar su aparición un nuevo tipo de implantes se está posicionando cada vez más como primera elección en las intervenciones de cirugía estética mamaria. Se trata de los implantes con cubierta de Poliuretano (ICP).
Estos implantes se fabrican con la misma tecnología que los implantes convencionales, añadiéndose al final del proceso de fabricación una última capa exterior de espuma de poliuretano, confiriéndole lo que denominamos una cubierta supertexturizada.
Mientras cualquier implante induce la aparición de una “cicatriz” que lo envuelve y aísla dentro del organismo, denominada “cápsula periprotésica”; los ICP permiten una mayor adherencia de los tejidos que lo rodean, e inducen la aparición de una malla microscópica tridimensional con una configuración diferente a la de los implantes texturizados convencionales, que favorece una mayor integración con la mama de la paciente.
Esta característica hace que los ICP presenten menores tasas de contractura capsular. Por otro lado, la mayor adherencia inicial contribuye también a que desaparezca prácticamente el riesgo de rotación, malposición o seroma tardío.
Teniendo en cuenta que hoy día las pacientes demandan un volumen mayor, la perfecta adhesión de estos implantes al tórax, disminuye la fuerza gravitatoria ejercida sobre la mama, reduciendo su distensión y adelgazamiento; consiguiendo un efecto de retraso el envejecimiento de la mama, evitando la aparición de estrías o el fenómeno de “rippling”.
Aunque la primera generación de estos implantes surgió hace ya dos décadas, la exigencia técnica en su manejo para el cirujano y su alto coste de fabricación, han propiciado que su uso hasta la fecha haya sido limitado. Sin embargo con la aparición de esta NUEVA segunda generación y la aceptación de sus beneficios por parte de la COMUNIDAD CIENTÍFICA INTERNACIONAL, su uso se está generalizado, constituyendo una opción básica en mi práctica diaria.