Balón intragástrico: antes, durante y después
La técnica del balón intragástrico es un tratamiento de la obesidad que ayuda a restringir el espacio dentro del estómago. De este modo, se consigue una saciedad precoz y, por tanto, se reduce la cantidad de alimentos ingeridos.
Asimismo, cuando el paciente está en ayunas, las paredes del estómago detectan el balón intragástrico y lo interpreta como un estómago lleno, por lo que se disminuyen de forma imperceptible las ganas de picar entre horas.
Indicaciones para el balón intragástrico
Esta técnica es especialmente idónea en personas que padecen obesidad, es decir, que presentan un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30. Sin embargo, un reciente consenso ha ampliado las indicaciones a pacientes con IMC superior a 27, dada la baja incidencia y a la seguridad global de la técnica.
Colocación del balón intragástrico
La colocación consiste en introducir el balón intragástrico en el estómago a través de la boca mediante un endoscopio. La intervención es realizada por el especialista en Aparato Digestivo y también cuenta con la colaboración de un anestesista, enfermeros/as, ayudantes y auxiliares de quirófano y celadores (personas que vigilan). Una vez finalizado el procedimiento, el paciente está dado de alta al cabo de aproximadamente dos horas.
Tras la colocación, el paciente es controlado por especialistas en endocrinología y nutrición, analizando sus hábitos de alimentación y de su modo de ingerir la comida, con el objetivo de reeducarlo. Este seguimiento se complementa con ayuda psicológica y/o psicológica. Gracias a este aprendizaje, al paciente le resulta más fácil perder peso.
Resultados del balón intragástrico
La colocación del balón intragástrico está teniendo un gran éxito en clínicas especializadas en el tratamiento de la obesidad en toda Europa gracias a sus óptimos resultados en la pérdida de peso de todos los pacientes tratados. De hecho, muchos de ellos siguen manteniendo el peso que lograron durante el tratamiento con balón intragástrico, incluso después de que se les retirara. Además, gracias a esta pérdida, los pacientes reducen considerablemente los riesgos derivados de la obesidad, como hiperlipemia (niveles elevados de lípidos en sangre), hipertensión arterial o diabetes.
No obstante, cabe tener en cuenta que el éxito del balón intragástrico depende en gran medida de la dieta seguida y de cómo el paciente tolera el procedimiento, especialmente en los primeros meses tras la colocación del balón intragástrico.