Balón intragástrico: un buen método para perder peso
El balón intragástrico consiste en un dispositivo inflable que se coloca dentro del estómago bajo control endoscópico y se rellena con suero fisiológico mezclado con una pequeña cantidad de colorante (azul de metileno). Previamente a la colocación del balón es necesario realizar una endoscopia para detectar posibles lesiones que contraindicarían la colocación del dispositivo. Es un procedimiento muy seguro para tratar la obesidad. Su utilización tiene la finalidad de ocasionar saciedad precoz, con lo cual el paciente come menos y se consigue el efecto deseado, perder peso.
Perfil del paciente
Puede optar a este método como norma general, cualquier persona que tenga un IMC (Índice de Masa Corporal) mayor que 30 y que no padezca de problemas psiquiátricos, úlcera gastroduodenal activa, alcoholismo, hernia de hiato importante, varices esofagogástricas, neoplasias gástricas o esofágicas, adicción a drogas, consumo de anticoagulantes, embarazo o pacientes operados previamente de estómago. Además, es aconsejable este método cuando hayan fallado todos los intentos anteriores para perder peso a través de dietas u otros métodos.
En este sentido, conviene recordar que la introducción de un balón intragástrico es una ayuda temporal que requiere del esfuerzo y de la participación activa tanto por parte del paciente como del equipo médico que lo va a asistir.
Riesgos del balón intragástrico
Existen los riesgos de cualquier endoscopia y el asociado a la sedación profunda en pacientes con obesidad. Además, pueden presentar náuseas y vómitos durante los primeros días tras la colocación, que van disminuyendo progresivamente en las semanas posteriores.
Los riesgos propios de la colocación y retirada del balón intragástico son escasos, no superan el 3-4% y se suelen solucionar mediante endoscopia. Entre ellos se debe mencionar los problemas de llenado del dispositivo, la broncoaspiración o los vómitos incoercibles que pueden obligar a la precoz retirada del balón. Otros riesgos relacionados con el propio balón son raros, y consisten en úlcera gástrica, hemorragia digestiva o desinflado del balón.
Recuperación tras la colocación del balón intragástrico
Después de la colocación existe un período de 2-10 días en los que el paciente puede presentar náuseas, vómitos y dolor abdominal, sintomatología que va disminuyendo progresivamente en las semanas posteriores. Lo que permanece de forma habitual, es la saciedad precoz con vómitos esporádicos que menguan cuando el paciente logra educar su hábito dietético hasta un punto donde sólo come lo que tolera y no le produce molestias.