Braquioplastia, el lifting que acaba con la flacidez de los brazos
La cirugía que se realiza en una braquioplastia es sencilla y tiene pocos riesgos para el paciente. Sus beneficios son tanto estéticos como funcionales, especialmente para aquellas personas que han perdido peso de manera excesiva. Tras la intervención, el cuidado de la cicatriz cobra especial importancia.
El Lifting de brazos es una técnica quirúrgica que sirve para eliminar la grasa sobrante de los brazos flácidos. La técnica consiste en realizar una incisión en la cara interna del brazo. La ventaja de esta operación es que los resultados esperados son visibles prácticamente de inmediato.
Al llegar a una determinada edad, tanto hombres como mujeres, comienzan a observar una flacidez en la parte superior de los brazos, es en estos casos, en los que el lifting está indicado. Además, también se emplea en pacientes jóvenes que hayan sufrido pérdidas importantes de peso y que presentan un descolgamiento de la piel en esa zona. La práctica del lifting en estos últimos casos se ha popularizado como consecuencia del incremento de cirugías para la reducción de peso.
Prestar atención a la cicatriz
Es importante cuidar la cicatriz de la braquioplastia para que a la larga quede lo menos perceptible posible. En los casos menores, se trata de una línea en la axila. En cambio, en los casos de gran flacidez, además de en la axila, habrá una línea cicatricial que irá desde la cara interna del brazo hasta el codo. La cicatriz se diseña de forma que la línea vertical no se vea con el brazo extendido, ni por delante, ni por detrás.
Tras la cirugía, el paciente deberá llevar unos manguitos durante tres semanas que ayudarán a realizar una compresión, evitarán la inflamación, y mejorarán la cicatriz. Es recomendable que los pacientes lleven a cabo una serie de cuidados sobre la cicatriz. Éstos deberán ser a base de bandas de silicona y cremas con rosa mosqueta para favorecer la buena cicatrización.