Cáncer de esófago: diagnóstico y síntomas
El cáncer de esófago es un tumor poco frecuente, fundamentalmente en mujeres, pero que presenta una alta tasa de mortalidad. Actualmente a nivel mundial ocupa el octavo lugar respecto a otros tipos de cánceres. Dicha incidencia varía significativamente en función del área geográfica, siendo mayor en determinadas regiones de Asia y Centro-Sur África.
Solamente un 10% de los hombres con cáncer de esófago sobreviven más de 5 años, aunque afortunadamente la supervivencia está mejorando en la mayoría de los países europeos.
Actualmente existen dos tipos de cáncer de esófago: el escamoso y el adenocarcinoma. Este último va aumentando progresivamente su incidencia en el mundo desarrollado y ya supera al escamoso. Los factores que causan el cáncer de esófago varían en función de los dos tipos. El esófago de Barrett y la obesidad están asociados con los adenocarcinomas de esófago, mientras que el consumo de tabaco y alcohol son factores de riesgo para el carcinoma de células escamosas.
¿A través de qué señales o pruebas podemos detectar el cáncer de esófago?
Actualmente no existe ninguna prueba útil para el diagnóstico de cáncer de esófago en la población en general. Su estudio incluye la realización de una historia clínica detallada y completa, con exploración física, analítica de sangre (con marcadores CEA y SCC) y endoscopia digestiva alta junto con toma de biopsias de las lesiones sospechosas. Para el estudio de la enfermedad a nivel regional se utiliza la ecoendoscopia con biopsias PAAF de los ganglios sospechosos. Y para la posible diseminación de la enfermedad a nivel general o sistémico se realizan: TAC tóraco-abdomino-pélvico, broncoscopia (dependiendo de la localización del tumor), y PET-TC.
Las personas diagnosticadas de lesiones potencialmente capaces de malignizarse o premalignas se pueden beneficiar de la realización de endoscopias periódicas que consisten en la exploración del esófago mediante un tubo flexible, llamado endoscopio.
Los pacientes en los que con mayor frecuencia se utiliza esta prueba son aquellos a los que se les ha diagnosticado un esófago de Barrett. Las endoscopias con biopsia, extirpación de pequeño fragmento de tejido de la zona para su estudio al microscopio, pueden detectar estadios premalignos (llamados displasia) y así poder tomar una decisión terapéutica. Esta actitud de endoscopia diagnóstica también puede ser aconsejable en los afectados por una esofagitis de reflujo gastro-esofágico que no responde bien al tratamiento médico.
En caso de que la displasia sea considerada de alto grado (fase previa a la transformación maligna) se aconseja la cirugía para extirpar el área del esófago de Barrett o el tratamiento por medios endoscópicos (dependiendo de cada caso). También es posible, que en el tejido extraído, se detecte un carcinoma de tamaño reducido que no se haya visualizado con el endoscopio. El pronóstico en estos casos es excelente.
Con todas las pruebas diagnósticas necesarias se establece la extensión de la enfermedad y su correspondiente estadificación (estadio TNM). Así se hace un pronóstico inicial y se puede hacer un plan terapéutico personalizado para cada paciente. Todo ello, así como el tratamiento, se hace por un equipo multidisciplinar de diversos especialistas. Así pues, el staging (identificación de las características) del cáncer de esófago es un paso imprescindible para plantear adecuadamente su tratamiento.
Síntomas del cáncer de esófago
En la fase más inicial de la enfermedad habitualmente no se presentan síntomas, así que en estas condiciones el diagnóstico suele ser de forma accidental y como hallazgo inesperado por otros motivos. Sin embargo, la mayoría de los casos se diagnostican cuando existen determinados síntomas.
Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Disfagia: es el síntoma más frecuente del cáncer de esófago. Consiste en la dificultad para tragar junto con la sensación de detención a nivel de la garganta o del tórax. Habitualmente comienza con los alimentos sólidos, sobre todo la carne y el pan y progresivamente va aumentando. Esto ocasiona una alimentación basada principalmente en líquidos, y finalmente evoluciona a la imposibilidad de tragar hasta la saliva.
• Pérdida de peso: se presenta en un porcentaje elevado de casos conforme la enfermedad avanza. Se debe en gran parte a la dificultad para alimentarse, así como a la pérdida de apetito y cambios metabólicos.
• Dolor retroesternal: es un síntoma poco frecuente que puede aparecer en procesos tanto benignos como malignos. Si aparece en un caso de cáncer de esófago denota que está avanzado.
• Otros síntomas: Si el tumor invade estructuras vecinas al esófago pueden aparecer tos, hipo o disfonía (ronquera).
Si un paciente presenta alguno de estos síntomas, debe acudir al especialista en Cirugía General para realizar las pruebas necesarias y hacer un diagnóstico. Como estos síntomas a veces aparecen en enfermedades benignas, hay que esperar el resultado de las pruebas para establecer un diagnóstico.
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