Cáncer de Mama: ¿cómo se realiza el diagnóstico?
Cualquier cambio en color, sensibilidad o apariencia debe motivar una consulta inmediata, incluso sin dolor.
El Cáncer de Mama se caracteriza por el descontrol en la reproducción celular, invadiendo tejidos y afectando el funcionamiento normal de órganos. En este caso, la proliferación desmedida comienza en la glándula mamaria, destruyendo sectores y comprometiendo funciones, como en el caso de invasiones a los pulmones que afectan la respiración.
¿Qué factores de riesgo existen?
Los riesgos se dividen en propios de la paciente y externos. Entre los externos, el exceso de hormonas, especialmente en la Menopausia, puede ser un factor. Intrínsecamente, la Obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol, la exposición prolongada a estrógenos y embarazos tardíos aumentan el riesgo.
La lactancia y hábitos saludables, como evitar el sedentarismo y reducir el consumo de alcohol, son recomendaciones clave.
La importancia de un diagnóstico precoz
La detección temprana es vital, la mayoría de las pacientes acuden a consulta por la presencia de un nódulo no doloroso que crece y puede provocar cambios visuales en la piel o el pezón.
Cualquier cambio en color, sensibilidad o apariencia debe motivar una consulta inmediata, incluso sin dolor.
El diagnóstico se realiza principalmente a través de Mamografías, con enfoque en la detección precoz antes de ser palpable o sintomático. Se sugiere realizarse una Mamografía cada 2 años a partir de los 40 hasta los 50 años de edad y anualmente después de los 50 años.
La Ecografía se utiliza en pacientes con mamas densas, y la Resonancia Magnética se reserva para casos familiares de riesgo o factores genéticos.
Tratamiento personalizado y perspectiva de vida
El tratamiento varía según el tipo de Cáncer, la Quimioterapia, Inmunoterapia, Cirugía y Radioterapia son algunas opciones, con medicación hormonal en algunos casos. La clave es la personalización según la situación.
La sobrevida y la morbilidad son significativamente mejores con diagnósticos más pequeños, lo que resalta la importancia de la detección temprana.
Además de los tratamientos, adoptar un estilo de vida con actividad física regular y una dieta equilibrada son cruciales. Evitar el sedentarismo, descansar lo suficiente, reducir grasas y carbohidratos, así como abstenerse del alcohol contribuyen a un bienestar general.
Para mujeres jóvenes, iniciar la planificación familiar temprano y fomentar la lactancia prolongada son prácticas preventivas fundamentales.