¿Cansado de sufrir ojos llorosos?
El lagrimeo representa una parte importante de las consultas que se atienden en los servicios de Oftalmología. Aunque pueda parecer una patología banal, no lo es para el que la padece y, si bien no genera repercusiones graves para la salud del individuo, puede llegar a ser tremendamente invalidante para el enfermo, con importantes consecuencias psicológicas y laborales.
Estructura de las vías lagrimales
Las vías lagrimales comprenden el lago lagrimal, situado en la superficie del ojo; los puntos lagrimales, por donde entran las lágrimas y que, posteriormente, recorren los canalículos lagrimales superior e inferior que desembocan en el saco lagrimal. Éste va estrechándose y formando el conducto nasolagrimal, que atraviesa el hueso y termina en la fosa nasal. Una anomalía en cualquier lugar a lo largo de esta vía puede retrasar o bloquear el drenaje de las lágrimas y causar ojo lloroso.
Ojos llorosos
En ocasiones, los ojos llorosos se acompañan de signos de infección como la conjuntivitis de repetición, secreción en el ojo y pestañas e incluso con dacriocistitis, que son infecciones graves del saco lagrimal que generan gran inflamación, dolor importante y malestar general.
Diagnóstico y tratamiento de la patología de las vías lagrimales
Para conocer el lugar de la obstrucción lagrimal realizaremos algunas pruebas diagnósticas: sondaje e irrigación de la vía lagrimal con una cánula, instilación de gotas de un colorante en el ojo y observación de su paso hacia la nariz e incluso podemos realizar pruebas radiológicas que nos muestren el trayecto del contraste.
Si existe una patología de la vía lagrimal que justifica el lagrimeo, el tratamiento dependerá del lugar de la obstrucción. Casi siempre deberemos realizar un tratamiento quirúrgico que podremos practicar mediante anestesia local y de forma ambulatoria. En ocasiones, son los puntos lagrimales los que están cerrados o muy estrechos y no permiten la entrada de la lágrima en el circuito. En este caso el tratamiento será la puntoplastia, es decir, unos pequeños cortes en los puntos lagrimales que ampliarán el orificio por donde la lágrima entra en los canalículos.
Cuando la obstrucción es más baja, deberemos recurrir a la dacriocistorrinostomía, que consiste en unir internamente el saco lagrimal con la mucosa que recubre el interior de la nariz, creando así una nueva vía de drenaje de la lágrima. El abordaje clásico para esta intervención es el externo, desde la piel, por lo que se denomina dacriocistorrinostomía externa. En los últimos años se ha innovado en este campo, apareciendo las técnicas mínimamente invasivas, en las que se puede realizar la cirugía desde la nariz o mediante láser desde dentro del canalículo lagrimal, con lo que desaparece la herida de la piel y se reduce enormemente el traumatismo quirúrgico.
En los casos en que las técnicas convencionales fracasan o la obstrucción no es susceptible de ser tratada mediante ellas, se recurre a la implantación de un tubito de vidrio que une la parte interna del lago lagrimal o carúncula con la nariz, creando así una comunicación directa para el drenaje de la lágrima, la lacorrinostomía.