Causas y tratamientos del melasma (“manchas faciales”)
Las manchas en la piel son más frecuentes en mujeres especialmente en edad fértil aunque, según los especialistas en Dermatología, también pueden aparecer en hombres. Con mayor frecuencia lo hacen en pacientes de origen asiático e hispano.
Causas del melasma:
Se sabe que hay múltiples factores que pueden favorecer su aparición como el embarazo, los anticonceptivos hormonales, los tratamientos con estrógenos, alguna medicación antiepiléptica, factores genéticos, patología del ovario, algunos cosméticos y la exposición al sol o a otra radiación ultravioleta. Las manchas en la piel suelen aparecen en las mejillas, la nariz, la frente, el mentón y el labio superior. Su distribución suele ser bilateral y simétrica.
Tratamiento del melasma:
El tratamiento del melasma es individualizado ya que cada paciente y cada piel es diferente. Una pauta general es eliminar si se puede aquellos factores que podrían estar favoreciendo la aparición de las manchas, como pueden ser ciertos fármacos o cosméticos, y la exposición a la radiación solar.
Todos los tratamientos tienen que ir acompañados de una fotoprotección alta que debe aplicarse al menos dos veces al día durante todo el año de forma correcta o el resultado no será el mismo.
- Los tratamientos tópicos con efecto despigmentante más utilizados son la hidroquinona, el ácido retinoico, el ácido azeláico, el ácido kójico, la arbutina, el ácido α-lipoico, el ácido glicólico y salicílico, la vitamina C y recientemente el ácido tranexámico.
- Mesoterapia, se puede realizar con los mismos principios activos que se utilizan en el tratamiento tópico pero con una acción más rápida.
- Peelings químicos: pueden realizarse en consulta y ser superficiales o profundos (estos últimos no suelen recomendarse en esta patología por posibles complicaciones y efectos secundarios). Los más usados son los de ácido glicólico, ácido salicílico, Jessner, tricloroacético, retinol y de ácido azeláico.
- Dermoabrasión.
- Láseres. Los fraccionados tienen ventajas sobre los previos.
Generalmente estas dos últimas opciones se reservan para casos muy concretos y resistentes a otros tratamientos realizados por la alta tasa de recurrencia y posibles complicaciones, además de su coste más elevado.
Normalmente el tratamiento es difícil, largo, y los mejores resultados se obtienen al combinar varios tipos. Hay que ser muy constante para conseguir, sino una curación completa, al menos una mejoría.