Cefaleas en niños: dolor de cabeza intenso
Desde muy pequeño un niño puede sentir dolor de cabeza infantil e incluso los bebés puede que lo padezcan, pero no tenemos manera de saberlo. Las cefaleas se pueden manifestar a esta edad por llanto, irritabilidad o síntomas similares. Sea como sea, no es esa la edad en la que tenemos que fijarnos. Es a partir de los 4 años, aproximadamente, cuando un niño empieza a adquirir la conciencia suficiente como para poder referir dolor en una región tan concreta como la cabeza cuando este procede del interior y no de un golpe, herida o quemadura. Incluso con esta edad, algunos refieren las molestias señalándose a la cabeza o verbalizando el dolor.
Cefaleas frecuentes en niños y sus causas
La mayoría de las cefaleas en los niños son leves y están relacionados con procesos catarrales o febriles, en los que la congestión o la subida de la temperatura desencadenan las molestias directamente. Además, son transitorias, con lo que desaparecen con la bajada de la fiebre o la mejoría del proceso catarral.
Las cefaleas de tipo migrañoso o cefaleas tensionales también son relativamente frecuentes en los niños. A veces vienen desencadenadas por causas visuales como la miopía, que deben estudiarse y, en su caso, corregirse. Otras veces, se deben al cansancio o al estrés y en no pocos casos el origen es puramente migrañoso.
Cuándo deben preocuparlos las cefaleas en niños
Los dolores de cabeza asustan mucho, pero en rara ocasión se deben a causas graves. Para estar alerta, los padres y el neurólogo deben valorar algunos signos que nos pueden indicar gravedad ante un dolor de cabeza infantil:
- Dolor que no cede a los analgésicos habituales.
- Dolor que va acompañado de vómitos importantes y repetitivos, especialmente por la mañana.
- Dolor que provoca despertares nocturnos y no permiten el descanso.
- Dolor asociado a rigidez en la nuca o alteración del nivel de conciencia
Recomendaciones para los niños con cefaleas frecuentes
Los niños que se quejan con frecuencia de dolores de cabeza requieren una revisión a nivel oftalmológico y neurológico. Es importante descartar la existencia de una deficiencia visual, que una vez corregida solucione el cuadro. En caso contrario, hay que valorar la posibilidad de que se trate de una cefalea migrañosa infantil. Ante esta situación, en función de las características del dolor, de su frecuencia y de su intensidad, se debe decidir la actitud a tomar. Hay casos que pueden necesitar tratamiento farmacológico específico para las migrañas si no mejora con las medidas habituales.