Cirugía de columna mínimamente invasiva: menor agresión y mejores resultados
La cirugía de columna mínimamente invasiva consiste en realizar una intervención quirúrgica para el tratamiento de una patología de la columna espinal a través de un abordaje poco agresivo, que no suponga un estrés para los tejidos blandos (piel, músculos y tendones) mayor que el de la misma patología, con el objetivo de conseguir el mismo o un mejor resultado, en comparación con la cirugía abierta.
Hay diferentes tipos de técnicas mínimamente invasivas. Todas ellas suponen un menor dolor postoperatorio, una menor tasa de sangrado durante la intervención, una menor estancia hospitalaria y una recuperación postoperatoria más rápida.
Candidatos a una cirugía de columna mínimamente invasiva
Todo paciente que sufra una patología de columna espinal, sea cervical, torácica o lumbar, es potencialmente candidato a un abordaje mínimamente invasivo. Con este tipo de abordajes se pueden solucionar la mayoría de las patologías de columna, sea degenerativa, traumática, tumoral o deformativa.
Recuperación y resultados de una cirugía de columna mínimamente invasiva
En la mayoría de los casos el paciente tiene que seguir unas pautas durante las primeras semanas pero puede prácticamente hacer vida normal, excepto alguna limitación ligada a esfuerzos y actividad física. Habitualmente, dependiendo de la patología, entre las 6 y las 12 semanas tras la intervención puede volver a realizar todo tipo de actividad.
Los resultados a corto plazo en la gran mayoría de los pacientes son más que satisfactorios, pudiendo este caminar al día siguiente de la intervención y pudiendo ser dado de alta a domicilio a los 3 o 4 días. A largo plazo los resultados son favorables.
Para más información consulte con un especialista en Neurocirugía.