Cirugía de Mohs

 

La Cirugía micrográfica de Mohs es una técnica quirúrgica cuya finalidad es evitar las reaparición de los tumores y soslayar la destrucción de tejido sano colindante. Está indicada en todos los tumores malignos de la piel, excepto el melanoma, especialmente si se localizan en áreas con un alto índice de recaídas, en zonas que pueden tener un indeseado resultado estético, en inmnodeprimidos y en tumores con un alto índice de recidiva. Un 50% de la población por encima de los 65 años desarrolla un cáncer de piel siendo el carcinoma basocelular, el más frecuente.

 

 

 

La Cirugía de Mohs se desarrolla en varias fases:

a- Extirpación del tumor visible

b- Resección de 2 mm de todos los bordes y fondo de la herida resultante de la anterior extirpación. Se marcan los bordes para poder identificarlos.

c- Examen histológico.

d- Reconstrucción con cierre de la herida. En tumores de gran tamaño y gran agresividad puede demorarse la reconstrucción.

Se repiten los pasos b y c tantas veces como sean necesarias hasta lograr un resultado histológico negativo.

 

 

Habitualmente se realiza con anestesia local y de forma ambulatoria aunque en algunos casos puede requerir una anestesia general e ingreso.

El procedimiento puede ser rápido, unos 45 minutos, si el tumor es pequeño y en el primer examen histológico la resección perimetral no está afectada por el cáncer, pero puede demorarse varias horas, si ha de repetirse el procedimiento en diversas ocasiones por los resultados histológicos. 

 

 

La Cirugía de Mohs permite detectar células cancerosas que afectan a zonas próximas al tumor maligno, no apreciables a simple vista, permitiendo su extirpación y evitando de este modo indeseadas recidivas. Además al respetar al máximo posible, el tejido sano, se obtienen unos resultados estéticos mucho mejores que cuando la resección se realiza sin control histológico. La tasa de curación es de un 98% para los carcinomas primarios y de un 94% en los que ya han sido tratados previamente.