Cirugía laparoscópica en urología: una mejora contrastada
La laparoscopia ha representado una evolución en el campo de la cirugía urológica. Esta técnica ha significado una mejora en la calidad de vida de los pacientes, al reducir las molestias y complicaciones de las grandes incisiones. Además supone una ventaja para los urólogos que pueden visualizar de forma más precisa las estructuras anatómicas de los órganos “diana”, debido a la amplificación de la imagen ofrecida por las lentes, cámaras y monitores de que se dispone hoy en día.
De la misma manera que en otras especialidades quirúrgicas, la laparoscopia está muy extendida, utilizándose en distintos ámbitos de la cirugía urológica. La cirugía laparoscópica representa una menor agresión para el paciente que la cirugía convencional. Además, esta técnica reduce la morbilidad relacionada con la incisión, disminuye el sangrado y la tasa de transfusión sanguínea y acorta las estancias hospitalarias y la convalecencia.
La cirugía laparoscópica se ha aplicado en distintas subespecialidades de la urología. En el campo de la urología reconstructiva: reparación de estrecheces ureterales, exéresis de grandes próstatas benignas obstructivas. Ampliaciones vesicales con intestino, correcciones de prolapsos de vejiga y recto, etc. En pacientes con litiasis renal, la laparoscopia puede minimizar complicaciones de abordajes a cielo abierto o se puede combinar con procedimientos endoscópicos por orificios naturales, o mínimamente invasivos, para por ejemplo dejar libre de cálculos unas cavidades renales. En los pacientes con insuficiencia renal y trasplante, la cirugía laparoscópica puede ser una alternativa para solucionar los problemas derivados de una poliquistosis renal, complicaciones ureterales del trasplante y ha sido un procedimiento que ha mejorado la donación renal de vivo pues minimiza el traumatismo que representa una nefrectomía para trasplante para el donante.
Pero es en la cirugía uroncológica donde la laparoscopia es mayormente utilizada, debido a su prevalencia. La extracción de la próstata secundaria a cáncer (prostatectomía radical) es una de las cirugías laparoscópicas más utilizadas en nuestro medio, teniendo el redactor una amplia experiencia por llevar más de 700 procedimientos realizados desde el año 2002. Las tasas de continencia, potencia y los resultados oncológicos obtenidos son similares a los que se tienen por cirugía abierta en manos expertas, pero minimizando el sangrado y la incisión.
La extracción de la vejiga urinaria por cáncer urotelial puede beneficiar-se de este tipo de abordaje, pudiendo disminuir la tasa de complicaciones digestivas y la precoz recuperación del tránsito intestinal tras la reconstrucción del sistema digestivo al construir la derivación urinaria. En el campo de la nefrectomía (exéresis del riñón) la laparoscopia es actualmente el procedimiento recomendado en todas las guías clínicas. La mejoría en las técnicas y en la experiencia quirúrgica ha podido establecer que pueda extirparse parte del riñón por cirugía laparoscópica, siendo una intervención compleja pero que permite que el paciente conserve un porcentaje mayor de función renal tras la exéresis de la tumoración maligna renal.