Cirugía mínimamente invasiva avanzada con menos tiempo de recuperación
La cirugía es a menudo la última opción de tratamiento en determinados problemas médicos. En el pasado este procedimiento incluía una cirugía mayor, resultando en una antiestética cicatriz y un prolongado post operatorio y rehabilitación.
El origen de la cirugía mínimamente invasiva
En el año 1960 se empezaron a desarrollar las técnicas de cirugía mínimamente invasiva, aunque en sus inicios solo se utilizaba para encontrar o confirmar el diagnóstico. Más adelante se vio que esta técnica no solo era útil para observar, sino también para solucionar asuntos médicos como limpiar o reparar estructuras dañadas.
Actualmente, la cirugía mínimamente invasiva se utiliza en multitud de cirugías. Por ejemplo, en la cirugía abdominal se utiliza para extraer el apéndice, en Ginecología se utiliza para la extracción de pequeños tumores en los ovarios, o en cirugía cardíaca permite guiar los catéteres a través del corazón para observar y limpiar las arterias.
Cirugía mínimamente invasiva ortopédica
En Cirugía Ortopédica y Traumatología, la cirugía mínimamente invasiva se utiliza en diversas articulaciones y se la conoce como Artroscopia (del griego artros = articulación y copia = imagen). Estadísticamente, de 20 artroscopias realizadas en Traumatología y Cirugía Ortopédica, 17 se realizan en la rodilla y 2 en el hombro. Las demás articulaciones que emplean la artroscopia son el codo, la muñeca, la cadera y el tobillo.
Proceso y post operatorio de la artroscopia de rodilla
La artroscopia articular consiste en que el cirujano observa la zona en una pantalla de televisión mientras utiliza los instrumentos de artroscopia en la dirección deseada.
Una vez que el examen médico, una radiografía o resonancia magnética hayan confirmado que pueda haber un problema médico, un proceso degenerativo o una lesión o daño por accidente en la articulación, la cirugía mínimamente invasiva puede prescribirse.
En general, una artroscopia de rodilla dura unos 45 minutos, y suele realizarse bajo anestesia general, aunque también puede realizarse con epidural.
En la intervención se realiza un torniquete alrededor del muslo para detener el flujo sanguíneo en la pierna y mejorar así la visibilidad en la articulación. Entonces el cirujano hace dos pequeños cortes a los lados de la rodilla para introducir la cámara en un lado y las herramientas quirúrgicas (tijeras, fórceps, cuchillas, herramientas de sutura, etc.) en el otro. La cámara tiene la medida de un lápiz y va equipada con una luz y lentes de aumento, para lograr la mejor imagen, que el cirujano verá a tiempo real en un televisor.
La artroscopia de rodilla no sólo permite limpiar la rodilla, sino también reparar daños en el menisco, rellenar el cartílago e incluso reparar el ligamento cruzado anterior.
Excepto la intervención en el ligamento cruzado anterior, las demás cirugías con artroscopia permiten al paciente recibir el alta el mismo día de la operación llevando muletas. Por otra parte, los puntos de las dos incisiones realizadas pueden retirarse a los 10 días de la intervención, recuperando totalmente el paciente su vida normal caminando, nadando, conduciendo e incluso practicando deporte a los 10 – 14 días de tras la artroscopia.