Cirugía ortognática: solución para el desplazamiento de mandíbula
¿Qué tipo de problemas funcionales puede provocar una deformación o desplazamiento del mentón?
El desplazamiento o una deformación en la mandíbula puede provocar diversos problemas funcionales.
Si los dientes no llegan a encajar de una forma correcta, se produce una alteración de la masticación. Esta falta de engranaje dental disminuye la posibilidad de triturar correctamente los alimentos pudiendo dificultar la deglución de los mismos.
La pronunciación de diversos sonidos es dificultada en ocasiones por la mala posición de los dientes.
Cuando la mandíbula no ha experimentado un crecimiento adecuado o está en una posición más retruída, puede favorecer la aparición del síndrome de apnea obstructiva del sueño, en el cual se produce una disminución de la entrada de aire en la vía aérea superior. En esta enfermedad se desarrollan trastornos cardíacos, respiratorios y neurológicos.
Finalmente, la mandíbula, con una alteración en su posición, puede influir en la aparición de un dolor en la región de la articulación temporomandibular y provocar una disfunción en la misma.
¿En qué consiste la cirugía ortognática?
La cirugía ortognática comprende un grupo de intervenciones que tienen como finalidad posicionar de una forma correcta el maxilar superior y la mandíbula, buscando conseguir una mejoría de la estética de la cara y una corrección de las alteraciones funcionales provocadas por una mala posición del maxilar y la mandíbula, intentando normalizar la mordida u oclusión dental.
Esta cirugía requiere un estudio previo de la estética de la cara y de la disposición de los dientes. Tras esto, se realiza una planificación del tratamiento en la que se calcula cuál debe ser la nueva posición del maxilar y de la mandíbula que produzca en el paciente el mejor resultado estético y funcional posible.
La intervención se efectúa mediante incisiones por dentro de la boca y no deja cicatrices en la piel.
El maxilar y la mandíbula se movilizan tras realizar osteotomías o cortes en el hueso. Los huesos se colocan en la posición previamente planificada en el estudio preoperatorio. Estos huesos se estabilizan gracias a pequeñas fijaciones de titanio y esto posibilita la vuelta a la normalidad del paciente en el menor tiempo posible.
¿Es una intervención dolorosa? ¿Qué sensaciones tendrá el paciente después de la operación?
Es preciso un tratamiento con analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos tras la intervención. Con ellos se controla el dolor que puede producirse y se disminuye la posibilidad de aparición de una infección. Existe una inflamación facial que se resuelve en unos días. La masticación normal se ve dificultada las dos primeras semanas, volviendo progresivamente a la normalidad en poco tiempo.
¿Debe tener algún tipo de cuidado el paciente postoperatoriamente? ¿Deberá realizar algún tipo de rehabilitación?
Durante unos días es habitual el uso de unas gomas entre los dientes que impide abrir la boca completamente y que ayudan a asentar las zonas operadas. La inflamación va cediendo en los días sucesivos. En este tiempo el especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial instruye al paciente en los movimientos mandibulares que debe realizar, siendo estos sencillos e indoloros.
El primer día tras la operación se comienza con dieta líquida. Los días sucesivos se continúa con purés. Aproximadamente, a los 10 días se inicia la alimentación blanda.
¿Quedarán marcas de las cicatrices después de la intervención?
Es una intervención que se hace por dentro de la boca, con lo cual no queda ninguna cicatriz externa. A través de la cavidad oral puede realizarse completamente una intervención de este tipo, con la ventaja que ello conlleva en cuanto a recuperación física y ausencia de signos externos.
.