Cómo afecta el frío a la piel
El frío intenso y las temperaturas invernales tienen afectación directa sobre la piel, por lo que es importante mantener ciertos hábitos saludables todo el año para mantener el buen cuidado de la piel y soportar mejor estas temperaturas.
Cómo cuidar la piel durante el año
Estos hábitos que hay que seguir de forma anual son:
- Beber entre 1,5 y 2 litros al día de para mantener una buena hidratación cutánea.
- Evitar el tabaco y alcohol, así como practicar ejercicio de forma regular.
- Seguir una dieta sana y variada, rica en frutas y verduras, con la finalidad de tener un nivel adecuado de antioxidantes y vitaminas.
- Ducharse en poco tiempo y con agua templada, con jabones suaves con base de glicerina y pH ligeramente ácido o neutro.
- En invierno la radiación ultravioleta solar es menos potente, pero no debemos descuidarla, sobre todo si hacemos deportes de nieve: usar cremas faciales y sticks labiales siempre con fotoprotección solar 50+.
Cómo cuidar la piel en invierno
En invierno nos vemos sometidos a frío intenso, temperaturas extremas (en la calle frío y en el trabajo o en casa demasiado calor) o viento. Hay áreas de nuestra piel especialmente expuestas a estas “agresiones”, cómo las manos y los labios. Debido a ello, es importante que en invierno adoptemos algunos hábitos que van a mejorar la salud de nuestra piel:
- La calefacción de los hogares, oficinas o locales suele estar a temperaturas excesivamente altas, algo que reseca mucho el ambiente y la piel. Una buena solución es el uso de humidificadores.
- Evitar cambios bruscos de temperatura, sobre todo en personas que padezcan rosácea y cuperosis.
- Es importante usar cremas hidratantes para la cara, con antioxidantes (vitamina C y E) y ácido hialurónico, ya que aumentan la hidratación.
- Hay que aplicar crema hidratante en las manos varias veces al día. Es importante optar por una crema concentrada a base de glicerina.
- Hay que proteger bien las manos para que no sufran de frío extremo.
- Usa sticks hidratantes labiales de forma repetida: hidratan la mucosa labial y la “impermeabilizan” frente al frío externo.
- Hay que evitar humedecer los labios con la lengua, ya que la saliva contiene amilasa y es altamente irritativa, por lo que agravamos la irritación y la sequedad.