Cómo ayudar a los hijos a ser felices
Lo que más ayuda a que los hijos crezcan sintiéndose felices es el afecto que los padres les pueden dar y demostrar. La Psicología de los niños revela que sentirse queridos les dará fortaleza para crecer sintiéndose más seguros de sí mismos.
El afecto se trasmite escuchándoles, estando a su lado cuando lo necesitan para resolver algo o calmándoles cuando se sienten asustados:
Ayudar a los hijos a gestionar las emociones
Ayudarles a aprender cómo gestionar sus miedos les hará capaces de superarlos.
Ayudarles a identificar las emociones que sintieron, puede ayudarles a vivir esa situación como algo más comprensible. Cuando expresan sus sentimientos de preocupación por algo que les ha sucedido además de escucharles atentamente, es importante poder preguntarles que sintieron ante esa situación que vivieron.
Si la situación de la que nos hablan fue traumática para ellos, poder verbalizar lo que sucedió e identificar las emociones les ayuda a replantearse qué pudieron haber hecho y les hará más capaces de reaccionar ante situaciones difíciles. Esto será útil para futuras situaciones que pudieran plantearse.
Identificar las emociones también les ayudará a tener mayor empatía con los demás. Serán más capaces de ponerse en la piel del otro y captar cuáles son los intereses y las intenciones de los demás, lo cual les ayudará a comunicarse mejor con su entorno y tendrán mayor capacidad de relación social.
Fomentar la curiosidad de los hijos
Fomentar en ellos el placer de la búsqueda. Los niños sienten curiosidad natural e intentan averiguar cómo son las cosas de su entorno. Poder acompañarles en el descubrimiento del mundo a través del juego es una forma de ayudarles en su aprendizaje. Se van a sentir más seguros ante lo nuevo y eso va a potenciar su ansia de búsqueda y de descubrir y aprender más cosas.
Disciplina para hacer a los niños más felices
Para que el niño se sienta más seguro de sí mismo y feliz es importante un ambiente en el que haya unos límites claros. Eso quiere decir que pueda identificar unas pautas claras de conducta, que sepa lo que se puede hacer y lo que no en diferentes momentos a lo largo del día y de su vida en general.
A los niños les ayuda que se les fomente la disciplina, la concentración y el esfuerzo. Estos tres aspectos de la conducta les van a ser útiles para la vida a partir del momento en que empieza la edad escolar. En niños pequeños es frecuente ver como se sienten muy satisfechos cuando han logrado un éxito como resultado de disciplina, concentración y esfuerzo. La disciplina es especialmente importante para ayudar a perseverar en lo que quiere conseguir y ser capaz de buscar lo que le gusta.
El éxito en este caso puede ser lograr resolver un juego que para ellos es un reto, tener buenas notas en el colegio o conseguir atarse los cordones de los zapatos. Cualquiera de estas tres situaciones u otras que pudiéramos pensar requieren disciplina, concentración y esfuerzo.
Ayudarles a perseverar para que lleguen a descubrir el resultado final favorecerá que para ellos la experiencia de éxito les aporte la satisfacción del logro de algo que ha sido difícil, así como la satisfacción de descubrir algo nuevo.
Conseguir algo que se quiere a través del propio esfuerzo, trabajando con disciplina y concentración, ayuda a descubrir cómo se pueden conseguir las cosas y que éstas no suceden por casualidad o fruto de la suerte.
Y no menos importante es ayudarles a valorar lo positivo que tienen ellos en sí mismos sin caer en la trampa de compararse con los demás.