Cómo detectar si tu hijo sufre impulsividad y cómo abordarla
Tener un hijo con rasgos impulsivos es un hecho completamente normal. Ahora bien, si esta impulsividad perdura en el tiempo y afecta a su convivencia y rendimiento, puede llegar a afectar a su bienestar e implicar importantes consecuencias.
¿Qué síntomas presenta la impulsividad en la infancia y la adolescencia?
Los síntomas de estos niños y adolescentes pueden evolucionar con el tiempo y convertirse en trastornos de conducta. Los niños y adolescentes con falta de control de sus impulsos pueden presentar los siguientes síntomas:
- Hablan y actúan sin pensar
- Se precipitan en las respuestas
- No aprenden las consecuencias de sus actos
- Pierden la paciencia con facilidad
- Son desorganizados
- Tienen una pobre habilidad de planificación
- Muestran excesivos cambios de unas actividades a otras
- Interrumpen las actividades y conversaciones de los demás
- Necesitan de una constante supervisión
- Suelen tener accidentes
- Discuten, contestan y replican
- Siempre quieren ganar
- Se pelean con facilidad
- Les cuesta esperar su turno
- Exigen inmediata satisfacción y respuesta a sus demandas
- No toleran la frustración
- En ocasiones, por estas actuaciones, son rechazados por sus compañeros
Impulsividad: ¿Hay causas biológicas?
Según un estudio publicado en Journal of Neuroscience (2016), los adolescentes impulsivos pueden tener diferencias en su estructura cerebral. Este estudio, elaborado por el Dr. Avram Holmes, de la Universidad de Yale, junto con otros investigadores clínicos de Harvard y del Hospital General de Massachusetts, ha confirmado —mediante el uso de la neuroimagen (MRI) — que el aumento de la impulsividad está relacionado con claras diferencias de las estructuras cerebrales. En este sentido, las áreas involucradas en la toma de decisiones y el autocontrol presentan una corteza cerebral más delgada, especialmente en la corteza cingulada anterior y en la circunvolución frontal media.
Tradicionalmente, siempre se ha pensado que las causas socioeducativas son las responsables de la problemática conductual en adolescentes y jóvenes. Sin embargo, con este estudio queda claro que el factor entorno es importante, pero no decisivo. Así, puede haber ya una vulnerabilidad en los genes (gen SIRPB1 del cromosoma 20) que facilite un bajo control del impulso y que condicione la madurez y el desarrollo del córtex cerebral.
Este aspecto es básico en la prevención de los problemas de conducta, ya que cualquier intervención clínica por parte del especialista de Psiquiatría infantil y adolescente será más útil si es precoz, y más en un cerebro en desarrollo.