Cómo prevenir la sarcopenia, enfermedad para la cual aún no hay medicamentos
La prevención de la sarcopenia debería comenzar en la edad adulta, ya que la pérdida de masa y función muscular comienza alrededor de los treinta años de edad y se hace más prominente a partir de los cincuenta. La prevención se basa en mantener un nivel elevado de actividad física en la vida cotidiana, la realización de ejercicio específico de resistencia, una nutrición adecuada y evitar conductas de riesgo (fumar, beber alcohol). El establecimiento de estos hábitos puede retrasar la aparición de la sarcopenia, posiblemente más de una década, dependiendo de la edad en que se comiencen los cambios.
Probablemente merezca la pena usar pruebas de cribado para detectarla en esta población, si bien aún no hay acuerdo sobre a qué edad empezar a buscarla, ni se ha demostrado que el cribado poblacional mejore resultados clínicos relevantes.
Una alternativa es buscar la sarcopenia en determinados entornos asistenciales o en poblaciones de riesgo. Los mayores ingresados en hospitales, residencias o centros de rehabilitación, y los que acuden a consultas de Geriatría son grupos de especial riesgo; caídas repetidas, aquellos que parecen andar más despacio, los que tienen una limitación prolongada de su actividad física, los que usan un bastón o muleta, o aquellos que tienen problemas para levantarse de la silla.
Tratamiento de la sarcopenia
El tratamiento de la sarcopenia debe incluir necesariamente ejercicios de resistencia y la mejora de la dieta, aumentando la ingesta proteica hasta 1,2-1,5 g/kg/día y cubriendo los requerimiento calóricos. En algunos casos, además, será preciso recurrir a suplementos nutricionales, que pueden contener leucina, HMB y vitamina D para optimizar sus efectos en el músculo.
Se recomienda también un reparto proporcionado de las proteínas a lo largo del día, haciendo énfasis en ingerir proteínas inmediatamente después del ejercicio, ya que el músculo parece tener prioridad en ese momento para recibir las proteínas ingeridas.
Aún no disponemos de medicamentos para tratar la sarcopenia.
Fisiopatología de la sarcopenia
La fisiopatología de la sarcopenia es muy compleja, incluyendo tanto procesos musculares como procesos reguladores endocrinos y neurológicos.
Con el envejecimiento normal, la calidad de las fibras musculares va deteriorándose, reduciéndose su potencia máxima, su velocidad de acortamiento y su elasticidad.
Se producen también cambios anatómicos, con una reducción del número y la activación de las células satélites musculares, una reducción del número de fibras musculares (especialmente las de tipo IIA) e infiltración grasa del músculo. Aumentan también con la edad los niveles circulantes de miostatina y se modifica la regulación de diversos genes que regulan el metabolismo proteico muscular.
Por otro lado, también se ve afectado el control neurológico del movimiento.