Cómo recuperar el suelo pélvico
Uno de los procedimientos quirúrgicos más demandados en Ginecología es la reestructuración de suelo pélvico. Esta demanda se debe a que el deterioro del mismo es un problema habitual, sobretodo en mujeres que han pasado por un parto, y suele ocasionar problemas en su vida diaria.
La cirugía de suelo pélvico se plantea como solución para aquellas mujeres que presentan una disfunción de su suelo pélvico debido al prolapso de los órganos pélvicos, como el prolapso uterino el prolapso vesical o cistocele y el prolapso rectal o rectocele. También se lleva a cabo en casos de disfunción urinaria como la incontinencia urinaria de esfuerzo.
Diagnóstico del deterioro de suelo pélvico
El motivo de consulta de Ginecología en relación al suelo pélvico suele ser: disfunción sexual, sensación de peso o bulto genital e incontinencia urinaria. A partir de estos síntomas se procede al diagnóstico, que se lleva a cabo mediante exploración, como la ecografía genital y de suelo pélvico, así como cuestionarios de síntomas realizados con el ginecólogo para determinar el tipo de incontinencia. Cualquiera de este procedimiento es crucial, puesto que tan solo la incontinencia urinaria de esfuerzo es susceptible de tratamiento quirúrgico, no así la incontinencia de urgencia, que debe ser tratada medicamente.
¿Qué intervención quirúrgica es la más indicada?
En el momento de decidir el tipo de cirugía a realizar, se deben tener en cuenta varios factores, como la edad de la paciente, situación laboral, hábitos sexuales y preferencias personales como el deseo de ser madre. Además de otros aspectos médicos como el tipo de prolapso, cirugías previas, obesidad o factores de riesgo quirúrgicos, entre otros.
En relación a los criterios anteriores, los tipos de intervención pueden ser distintos:
Para la incontinencia urinaria se preconiza la cirugía por vía vaginal con bandas suburetrales libres de tensión, de material protésico. En casos leves o moderados, se puede solucionar mediante un tratamiento conservador, mejorando hábitos como: disminución del peso, reeducación vesical y mediante ejercicios de suelo pélvico autónomos, ayudados o dirigidos como los ejercicios de Kegel.
En cuanto a la cirugía del prolapso la tendencia actualmente es, si se opta por la vía vaginal, intentar primero la reparación anatómica clásica con tejido propio, con la posible extirpación del útero en relación al tipo de prolapso. Según los casos, preferencias de la paciente, factores de riesgo o situación individual, se puede optar por la vía laparoscópica de la colposacropexia. Ésta consiste en la fijación de la cúpula vaginal al sacro mediante una malla, de manera que se restablece la posición vaginal y recupera la funcionalidad sexual.
En casos de mujeres que padecen o han padecido recidivas tras una cirugía previa, la reconstrucción vaginal con material protésico con mallas de polipropileno también es una opción válida y que ofrece buenos resultados.