Cómo saber si tienes el síndrome del intestino irritable
El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo caracterizado por la presencia de dolor o molestia abdominal asociado a cambios en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones. Como tal trastorno funcional se asume que el paciente no presenta ninguna alteración bioquímica o estructural que pueda justificar la naturaleza de los síntomas. El Dr. Urquijo, especialista en Aparato Digestivo, habla del síntoma y de su tratamiento.
Qué es el síndrome del intestino irritable
Esta patología se caracteriza por la presencia de dolor abdominal recurrente asociado a alteraciones del ritmo deposicional, ya sea en forma de estreñimiento, de diarrea, o de ambas, además de la hinchazón y la distensión abdominal, muy frecuentes en el SII.
Se diagnostica por la presencia de dolor abdominal recurrente que debe estar presente al menos un día a la semana, con dos o más de las siguientes características:
- Se asocia a la defecación
- Está relacionado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones
- Está relacionado con un cambio en la consistencia de las deposiciones.
En cuanto a los requerimientos de duración de las molestias hay que tener en cuenta que los criterios deben cumplirse durante los últimos tres meses. Los síntomas deben haber comenzado un mínimo de seis meses antes del diagnóstico. Tienen una importante repercusión personal, sanitaria y social, afectando a la calidad de vida de los pacientes que las padecen.
La gravedad de estos trastornos depende no solo de la intensidad de los síntomas intestinales, sino también de otros factores biopsicosociales: asociación de síntomas gastrointestinales y extraintestinales, grado de afectación y formas de percepción y comportamiento.
La prevalencia alcanza el 15% de la población en los países occidentalizados e incluso en personas con fatiga crónica y fibromialgia puede llegar a alcanzar hasta el 50% de los mismos.
Causas del síndrome del intestino irritable
En la actualidad no se conoce con precisión cuáles son los mecanismos por los que se produce el SII. No parece probable que una sola causa pueda ser el motivo de todas las molestias en un síndrome tan heterogéneo. Se han postulado alteraciones de la motilidad, fenómenos de hipersensibilidad visceral, factores psicológicos, mecanismos inflamatorios y una disfunción del eje cerebrointestinal, entre otros.
Recientes investigaciones sugieren que al igual que ocurre en la enfermedad inflamatoria, el sistema inmune del huésped podría responder de forma anormal (en individuos genéticamente susceptibles), a un conjunto de factores incluyendo determinados componentes de la dieta, infecciones entéricas o el propio estrés. Alteraciones en la microbiota intestinal podrían desempeñar un papel importante también.
Tratamiento del síndrome del intestino irritable
Es de utilidad indicar al paciente que recoja un diario de síntomas que pueda ayudar a identificar qué alimentos pueden estar ejerciendo una influencia negativa. Las intervenciones psicológicas pueden ir encaminadas a detectar la existencia de algún factor psicosocial que pueda estar modulando la percepción sintomática.
Entre los fármacos disponibles existen: antidiarreicos, antiespasmódicos, serotoninérgicos, psicofármacos como los antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación selectiva de la serotonina, o antipsicóticos atípicos.
Dentro de las posibilidades terapéuticas se encuentran determinados antibióticos no absorbibles, terapias conductuales y terapias dirigidas a la microbiota e inflamación como la utilización de prebióticos, probióticos, simbióticos y fármacos con propiedades antiinflamatorias.
Tipo de pacientes que padecen síndrome del intestino irritable
La pérdida de productividad laboral se concentra mayoritariamente entre los pacientes que presentan comorbilidades asociadas, incluyendo fatiga crónica y fibromialgia, entre otras. A todo ello deben sumarse los costes intangibles atribuibles al sufrimiento personal. Diversos estudios sugieren la existencia de un factor genético en forma similar a lo que ocurre en otras enfermedades gastrointestinales como la enfermedad inflamatoria o la enfermedad celíaca. También ocurre con mayor frecuencia en pacientes con dolor abdominal.