¿Cómo se aborda el cáncer de próstata?
El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente en el varón no fumador y el tercero más frecuente. Aun así, gracias a los avances en el diagnóstico y el tratamiento, el cáncer de próstata puede curarse una vez localizado.
En función de varios factores que presente el paciente, como la edad, calidad de vida, tamaño de la próstata, niveles de marcadores tumorales, entre otros, el médico especialista en Urología determinará una línea de estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la enfermedad de forma individualizada.
Diagnóstico del cáncer de próstata
En todos los casos, el diagnóstico del cáncer de próstata incluye tacto rectal y análisis de valores de antígeno prostático específico (PSA) y PSA libre, además de una ecografía abdominal, otra transrectal, flujometría, y otros análisis si es necesario.
Para hacer una biopsia de próstata, se aplica una anestesia en las fibras neurovasculares para insensibilizar la próstata y así tomar muestras por vía transrectal, guiado por ecografía transrectal. Estas muestras extraídas son analizadas por un especialista en anatomía patológica, quien proporciona al urólogo una impresión diagnóstica. Cabe tener en cuenta que una biopsia sin sospecha de cáncer no significa que no haya cáncer, ya que la próstata todavía no ha sido analizada del todo, de modo que se establecerá un seguimiento individualizado del paciente.
Tratamiento del cáncer de próstata
Una vez diagnosticado el cáncer de próstata, el urólogo evalúa las condiciones de cada paciente y le aconseja el tratamiento más adecuado y con más probabilidades de éxito.
La opción quirúrgica, llamada prostatectomía radical (extirpación de la próstata), es una de las más utilizadas. Para acceder a la zona tratada, existen varias técnicas, aunque la más recomendable es la mínimamente invasiva, sea el procedimiento que sea, ya que garantiza mejor condiciones y menos complicaciones.
Dentro de la cirugía mínimamente invasiva, la cirugía laparoscópica es la más recomendada gracias a su seguridad, éxito y recuperación. Esta cirugía pretende extirpar la próstata y las vesículas seminales en su totalidad y, si es posible, preservar las bandeletas neurovasculares, que se encargan de mantener el grado de continencia posterior y de producir la erección. Asimismo, la laparoscopia pretende tratar de forma cuidadosa la musculatura pelviana, responsable de la continencia urinaria.
Mientras que la cirugía convencional puede presentar complicaciones, como sangrado, dolor o secuelas postquirúrgicas, la cirugía laparoscópica las minimiza, con una disminución de los días de ingreso y de recuperación.
Aparte de la cirugía, existen otras alternativas para el tratamiento del cáncer de próstata, entre las que destacan:
- Hormonoterapia
- Radioterapia externa
- Ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU)
- Braquiterapia prostática
- Crioterapia
- Observacion estrecha (en casos muy concretos)