Cómo se origina una Arritmia
El corazón debe latir entre 50 y 100 veces por minuto. A veces se acelera y sube a más de 100p/min, en situaciones de estrés o al hacer deporte. Sin embargo, si existen mareos, inseguridad o pérdida de conciencia hay que acudir a un especialista, ya que puede ser una arritmia.
La actividad del corazón es algo que debe pasar inadvertido para nosotros, de igual forma que no notamos trabajar los riñones y lo hacen de forma continuada, día y noche.
Funcionamiento del corazón
El corazón late continuamente, entre 50 y 100 veces por minuto (en reposo, durante el sueño, puede bajar hasta 40 p/min y, con el ejercicio, subir hasta casi 200 p/min), sin que necesariamente lo notemos: al esfuerzo, tras una carrera, podemos notar las palpitaciones rápidas, que irán bajando poco a poco.
Sin embargo, según afirman los expertos en Cardiología, hay ocasiones en que, bien porque las pulsaciones pierden sus características de ritmicidad, bien porque su cuantía y/o cualidad cambia, podemos notar sensaciones a veces difíciles de expresar.
Síntomas y manifestación de taquicardia y arritmia
Lo más frecuente, posiblemente, es la percepción de “vuelcos” en el pecho, que pueden acompañarse de fallos transitorios en la onda del pulso (palpándolo en la radial o en la carótida). Generalmente, son provocados por “extrasístoles”, latidos prematuros (auriculares, de la unión o ventriculares) que originan una contracción precoz e ineficaz, y, tras una pausa de algo más de un segundo, se siguen de un latido que bombea el doble de lo habitual y nos “sacude” por su ímpetu. Los registros de Electrocardiograma (ECG) basales y de 24 horas (Holter) ayudan a documentar estos fenómenos, generalmente benignos en ausencia de cardiopatía estructural.
Otras veces podemos notar que, en reposo, el corazón se dispara y alcanza frecuencias no adecuadas a la actividad del momento: muchas veces Estas taquicardias (latidos por encima de 100 p/min) empiezan y terminan de forma brusca, a veces acompañadas de sensación de latido intenso en el cuello y con necesidad de orinar al finalizar el episodio: suelen ser taquicardias supraventriculares, muchas veces por “re-entrada” (existencia de redes eléctricas en el corazón que permiten la aparición de cortocircuitos), algunas de ellas fácilmente identificables en el ECG (síndromes de pre-excitación, tipo WPW, Wolf-Parkinson-White).
Frecuencia e identificación de una arritmia
Con los años, a partir de los 60, cada vez es más frecuente la aparición de latidos cardíacos rápidos e irregulares, como si el corazón se volviera loco, por culpa de la "fibrilación auricular” y, muchas veces, con aparición esporádica y vuelta a la normalidad a los pocos segundos o minutos.
Es importante en todos estos cuadros tratar de cuantificar cuántas pulsaciones por minuto existen, y si son o no rítmicas. Los equipos de medida de la Presión Arterial muchas veces pueden ayudar, pues indican las pulsaciones y pueden señalar la existencia de arritmia. Cuando se acompaña de mareo, inseguridad, sensación de pérdida de conciencia posible o efectiva (síncope), son más alarmantes.
Finalmente, las menos frecuentes (pero más peligrosas) son las asociadas a cardiopatía estructural, infarto de miocardio agudo o crónico: ante pulsaciones por encima de 100 p/min en reposo, siempre que sea posible, es conveniente acudir a un Centro Hospitalario donde se realice un ECG sin demora.
Causas y tratamiento de una arritmia
Aunque los “vuelcos” por extrasistolia están muy asociados a situaciones de estrés, tan frecuentes hoy en día, es conveniente siempre consultar y realizar un ECG y una exploración que descarte patología cardíaca.
Afortunadamente todas las situaciones descritas se pueden tratar y corregir, bien mediante fármacos, bien por medio de estudios electrofisiológicos y aplicación de radiofrecuencia (ablación). En otros casos pueden justificar el inicio de un tratamiento preventivo para evitar embolias con anticoagulantes.