Cómo tratar el cáncer de orofaringe
La orofaringe es la parte de la garganta que comprende el velo del paladar, amígdalas, la pared posterior de la faringe y la base de la lengua.
El cáncer de la orofaringe es poco común con una incidencia de aproximadamente 123.000 casos diagnosticados y alrededor de 79000 muertes en todo el mundo por año. El tabaco y el alcohol son los principales factores de riesgo para este tipo de cáncer, pero a pesar de la disminución del consumo de tabaco, hay un aumento de la incidencia de este tumor sobre todo en adultos jóvenes. Este aumento está relacionado con la aparición del virus del papiloma humano (VPH).
Los tumores relacionados con el VHP aparecen sobre todo en la amígdala y en la base de la lengua y tiene un mejor pronóstico que los que no están.
Los síntomas y signos que deben alertar de una posible enfermedad tumoral orofaríngea son la aparición de manchas de color blanquecino o rojo. En un principio estas manchas son indoloras. Si progresa la enfermedad, aparecerá dolor al tragar o de forma espontánea. La buena respuesta al tratamiento analgésico no debe levantar la sospechosa ya que el dolor puede estar asociado a inflamación o infección producidas por el mismo cáncer. El dolor va siendo más intenso con el paso del tiempo. En estados más avanzados de la enfermedad, habrá sangrados bucales (saliva con sangre).
¿Cómo tratar el cáncer de orofaringe?
El tratamiento en los primeros estadios (estadios I y II) de la enfermedad se basa en el uso de la cirugía y de la radioterapia. En los estados más precoces de la enfermedad se puede usar la cirugía o la radioterapia con las mismas tasas de control local y supervivencia. La elección entre cada una de las modalidades de tratamiento debe basarse en su disponibilidad y las secuelas que producen. La radioterapia produce sobre todo sequedad de la región tratada además de alteración del gusto. La técnicas quirúrgicas pueden ser mínimamente invasivas como la microcirugía transoral láser (TLM), la cirugía robótica transoral (TdR) y la cirugía convencional transoral o por mandibulotomía. Las secuelas más frecuentemente asociadas al tratamiento quirúrgico son la dificultad para abrir la boca o trismus, alteración de la deglución (disfagia orofaríngea) y alteración del cierre de la rinofaringe por resección del velo del paladar (insuficiencia velo palatina). Los ganglios del cuello deben ser tratados ya que los cánceres de esta localización metastatizan con frecuencia en el cuello. Si el tumor primario se trata con radioterapia, los dos lados del cuello también se tratan con radiación. Si se tratan con cirugía se realiza una disección del cuello del mismo lado del tumor, si este es lateral y bilateralmente si el tumor afecta llega a la línea media.
Cuidados a tener en cuenta
Debe ser regular sobre todo los dos primeros años posteriores a la finalización del tratamiento. Se basa en la exploración exhaustiva del paciente apoyada en estudios por imágenes (TAC, RNM).