Cómo y cuándo debe tratarse un aneurisma cerebral
Un aneurisma cerebral es una dilatación (ensanche) anómala de una arteria cerebral; puede ser fusiforme o sacular. Generalmente, su causa son defectos en la pared del vaso (de la arteria), que la debilitan.
Los aneurismas saculares suelen aparecer en las bifurcaciones de las arterias (donde choca la presión de la sangre); pueden ser únicos o múltiples y aparecen con una frecuencia bastante elevada (2-10% de la población).
Causas de un aneurisma cerebral
No se conocen las causas por las que aparecen los aneurismas cerebrales, si bien se han postulado alteraciones genéticas. Por otra parte, se conoce que determinadas enfermedades que afectan a la formación del colágeno, elemento estructural de las paredes vasculares, facilitan la aparición de estos aneurismas. Hay otras enfermedades y condiciones que también facilitan el desarrollo y rotura de estas lesiones; la lista incluye la displasia fibromuscular, la enfermedad de Ehlers Danlos (Tipo IV), el síndrome de Marfan, el Pseudoxantoma elástico, la Poliquistosis Hepato Renal, etc.
También puede aparecer secundariamente a estrés hemodinámico en asociación a malformaciones vasculares arteriovenosas cerebrales, a la enfermedad de Moya-Moya o a infecciones (aneurismas micóticos) o traumatismos (aneurismas disecantes).
Lo más importante es conocer qué factores pueden provocar la rotura de estos aneurismas:
- Tabaco
- Hipertensión arterial
- Abuso de drogas: cocaína, anfetamina, etc.
- Abuso de alcohol
Síntomas de un aneurisma cerebral
En muchas ocasiones los aneurismas cerebrales se detectan cuando son asintomáticos. En otras, provocan sintomatología por efecto de masa, es decir, por compresión de estructuras vecinas, como una dilatación pupilar. Otras veces causan dolor por encima y detrás de los ojos o alteraciones en el campo visual.
Aun así, la forma más frecuente de diagnóstico y presentación es tras la hemorragia secundaria a la rotura de estos aneurismas, que es una de las mayores urgencias médicas. Se caracteriza por la aparición súbita de un terrible dolor de cabeza (el peor de mi vida) acompañado de náuseas y vómitos. En ocasiones se acompaña de pérdida de conocimiento.
El pronóstico de la hemorragia secundaria a la rotura de un aneurisma (hemorragia subaracnoidea) depende fundamentalmente del estado del paciente tras el sangrado. Cuanto peor sea el estado clínico inmediatamente tras la hemorragia, peor pronóstico tendrá.
Diagnóstico de un aneurisma cerebral
Mediante una TAC cerebral o una Resonancia Magnética cerebral es posible diagnosticarlos, si bien la elección es la arteriografía cerebral, que es un cateterismo de los vasos cerebrales.
Tratamiento de un aneurisma cerebral
El tratamiento de los aneurismas es su exclusión de la circulación. Esto se puede lograr mediante microcirugía y cirugía endovascular, que ha de llevar a cabo un especialista en Neurocirugía.
La microcirugía tiene unos resultados excelentes a largo plazo, aunque puede tener mayor riesgo a corto plazo; se recomienda en aneurismas de la arteria cerebral media. La cirugía endovascular tiene mejores resultados a corto plazo, pero un mayor índice de resangrado o reapertura a largo plazo; se recomienda en aneurismas de la circulación posterior.
Ambos sistemas son seguros en manos de cirujanos expertos.
¿Qué pasa si no se tratan los aneurismas cerebrales?
Hay unas 2-10 personas por cada 100 que tienen un aneurisma cerebral, sin embargo, sólo hay unas 12 hemorragias por 100.000 habitantes al año, por lo que es muy importante saber qué aneurismas hay que tratar y cuáles no. Y no es fácil.
Se acepta que todos los aneurismas que han sangrado deben ser tratados, y que en caso de que una persona con un aneurisma que ha sangrado tenga otro (ocurre en un 20-30% de los casos), también tiene que tratarse.
También deben tratarse todos los aneurismas en los que se demuestre un crecimiento, y aquellos que sean irregulares.
Deben evitarse de manera absoluta todos los factores que pueden aumentar la posibilidad de rotura del aneurisma y que hemos dicho anteriormente.