Conoce cómo identificar y tratar la dermatitis atópica o eczema
La dermatitis atópica o eczema es un trastorno crónico y frecuente en el cual la piel aparece inflamada, roja, seca y con picor intenso. Afecta, sobre todo, a los niños.
La dermatitis atópica es debida a una combinación de factores genéticos y ambientales. Las causas genéticas incluyen diferencias en las proteínas que forman parte de la barrera cutánea. Cuando esta barrera se rompe, la piel pierde hidratación y se vuelve más seca, irritada e hipersensible. La piel muestra entonces una mayor tendencia a la infección, ya sea por bacterias, virus u hongos. El sistema inmunitario de la piel puede variar y reaccionar en exceso a factores desencadenantes ambientales, tales como el pelo de animales o las partículas de polvo.
Cabe destacar que el asma y las alergias pueden presentarse con mayor frecuencia en los pacientes con dermatitis atópica, pero no son la causa del eczema.
Cómo y dónde afecta la dermatitis atópica según la edad
En los niños pequeños, la dermatitis atópica empieza con frecuencia como una erupción roja y seca que afecta a las mejillas y alrededor de la boca, empeorando con el uso del chupete. Al crecer el niño la erupción pasa a afectar los brazos, las piernas y otras áreas donde puedan rascar. En adolescentes, el eczema afecta, sobre todo, a la parte interna de los codos y las rodillas, las manos, los pies y alrededor de los ojos.
Aunque no tiene cura, suele mejorar mucho con la edad y llega a desaparecer en una gran parte de los pacientes. De todas formas, existen una serie de recomendaciones para ayudar a manejar este problema.
Tratamiento de la dermatitis atópica
Los tratamientos que recomiendan los expertos en dermatología para la dermatitis atópica van encaminados a prevenir la sequedad cutánea, tratar la erupción, mejorar el picor y minimizar la exposición a los factores desencadenantes. En este sentido, el proceso a seguir sería:
1) Hidratación cutánea diaria para prevenir la sequedad
- Un baño diario o a días alternos, con el objetivo de mantener la piel limpia y eliminar potenciales irritantes.
- El agua debe estar templada (no caliente) y el baño no debe exceder los 5 - 10 minutos.
- Tras el baño es necesario secar bien la piel y aplicar crema hidratante de forma generosa.
- Es importante encontrar un tipo de crema o de leche hidratante que la piel del niño acepte, ya que, de lo contrario, rechazará su aplicación.
- Cuanto más espesa sea la crema, mejor función barrera y mejor hidratación de la piel.
2) Tratar la erupción
Los medicamentos más usados son los corticoides tópicos. Existen muchos tipos de ellos, con diversas potencias y formulaciones (ungüentos, cremas, pomadas, lociones, soluciones, geles, emulsiones, espumas, etc.). En cualquier caso, el tipo de corticoide y su presentación se ajustarán a cada paciente en concreto, con el objetivo de conseguir una buena respuesta y mínimos efectos secundarios. En general, deben aplicarse en forma de capa fina sobre la piel y sin superar las dos aplicaciones diarias. Es excepcional observar efectos indeseables de su aplicación si lo hacemos tal y como nos recomienda nuestro doctor experto en Dermatología.
Existe un nuevo grupo de fármacos antiinflamatorios tópicos que resultan de gran utilidad, sobre todo en las zonas de piel muy fina como son los párpados, las axilas y las ingles, donde resulta más apropiado evitar los corticoides tópicos.
Para los casos de dermatitis atópica grave o que no responden a la medicación habitual puede ser necesario utilizar medicación sistémica. Estos fármacos son algo más complejos de usar y necesitan un seguimiento detallado por el dermatólogo.
3) Tratar el picor
Se debe explicar al médico si el niño tiene mucho picor o si éste afecta a la calidad del sueño. Los antihistamínicos orales pueden ayudar a conciliar el sueño, aunque no logran calmar del todo el picor y el rascado.
4) Evitar factores desencadenantes
Los más frecuentes incluyen el baño excesivo sin hidratación posterior, una baja humedad, exposición al humo del tabaco, estrés emocional, sudor, roce y exposición de la piel a productos como la lana, jabones, fragancias y detergentes de lavado.
5) Reconocer infecciones como factor desencadenante
Los niños atópicos tienen la barrera cutánea alterada y, por ello, tienen mayor riesgo de infecciones cutáneas. La más frecuente es la infección por la bacteria Staphylococcus aureus, que debe sospecharse cuando la piel desarrolla costras con aspecto similar a la miel seca. La piel infectada puede empeorar el eczema y algunos pacientes necesitan antibióticos tópicos e incluso orales.