Consejos para prevenir las infecciones del tracto urinario (ITU)
La infección del tracto urinario (ITU) es una de las afecciones más frecuentes del ser humano. En los tres primeros meses de vida es más habitual en los varones debido a alteraciones estructurales, como la presencia de válvulas uretrales posteriores. Al cabo de unos años es más habitual en niñas debido a una causa funcional que suele corregirse con la pubertad.
Si la infección no se controla, las bacterias responsables pueden alcanzar por vía intraluminar la pelvis renal y los riñones en desarrollo, ocasionando múltiples episodios de pielonefritis que originan cicatrices renales y, consecuentemente, insuficiencia renal crónica.
Aproximadamente desde los 15 a los 50 años, la ITU es prácticamente inexistente en el hombre, mientras que en la mujer tiene una prevalencia que puede alcanzar hasta el 3% de la población.
Posibles causas de la ITU
La actividad sexual es un factor importante de riesgo en estos casos. En ambos sexos, a partir de los 50 años las modificaciones anatómicas (como hipertrofia prostática en el hombre y fisiológicas como la menopausia en la mujer) predisponen a la ITU. Ha habido escasos logros en la prevención de la ITU y, particularmente en las mujeres jóvenes, a pesar de los grandes progresos médicos de las últimas décadas. Además, la frecuencia de ITU se incrementa durante el embarazo y supone un riesgo para la madre y para el feto.
Cómo prevenir la ITU
Posiblemente la instauración de medidas higiénico-dietéticas sea la base fundamental de una prevención eficaz. Las principales medidas son: incrementar la ingesta de líquidos con el objetivo de diluir y eliminar con micciones abundantes y frecuentes las bacterias que alcancen la vejiga, limpieza anal posdefecación en la mujer siempre en sentido anteroposterior, ducha vaginal postcoital o, mejor incluso, micción postcoital, corrección del estreñimiento en niños y adolescentes e ingesta de zumo de arándanos.
La acidificación de la orina con ácido hipúrico o vitamina C parece ser otra medida preventiva eficaz que pretende lograr un pH urinario bajo que dificulte el crecimiento de las bacterias en la vejiga.
Nuevas medidas preventivas para controlar la ITU
El objetivo fundamental para el control de las ITU radica en el conocimiento de las diferentes alternativas, tanto terapéuticas como diagnósticas, así como su prevención.
Microbiología y factores de virulencia para la ITU
En la actualidad, la presencia o ausencia de fimbrias o adhesinas y el tipo al que pertenecen se considera el factor crucial inicial del desarrollo de la ITU. Las fimbrias de tipo 1 suelen asociarse a las infecciones del tracto urinario inferior (cistitis) y las de tipo P a las del superior (pielonefritis). La micción con el vaciado vesical incompleto es la causa funcional más importante, conjuntamente con la disminución del flujo urinario y la manipulación mediante catéteres. También intervienen la hipertrofia prostática, el incremento del pH vaginal y los cambios anatomofuncionales de la vejiga. En cualquier caso, el primer paso para que la infección pueda producirse supone la fijación microbiana a las células uroepiteliales, que se lleva a cabo mediante las estructuras bacterianas de adhesión denominadas fimbrias.
Autovacunas y suspensiones de E. coli fimbriados para la ITU
La relación existente entre los grupos sanguíneos y la ITU es otro de los factores de prevención. Se ha podido determinar que, por ejemplo, los individuos de grupo sanguíneo B y no secretores presentan una mayor predisposición a padecer ITU.
Se ha evaluado recientemente el uso de activadores del sistema inmunológico en forma de vacunas bacterianas celulares inactivadas o lisados de las mismas, incorporándose diferentes vías de inmunización. La base de esta terapia supone la inducción de anticuerpos durante una inmunización activa que conduciría a incrementar la resistencia a la colonización en áreas genitales y del tracto urinario, y a activar células inmunocompetentes que aumenten la producción de anticuerpos y eviten la invasión de tejidos.
Inhibidores de adherencia bacteriana para la ITU
Las proantocianidinas, más concretamente las de tipo A, son el principio activo responsable de la actividad inhibidora de la adherencia de las bacterias como E. coli a las células epiteliales de la vía urinaria, y constituyen la sustancia responsable de dicha actividad presente en el arándano rojo. Otros compuestos inhibidores son las catequinas, un tipo de proantocianidinas o taninos condensados que se encuentran en los vegetales. Son escasas las fuentes naturales en las que se han identificado proantocianidinas de tipo A (arándano, cacahuete, aguacate, ciruela, canela y curri), que son las que actúan como inhibidores de la adherencia bacteriana.
Inhibidores de biopelículas bacterianas para la ITU
De hecho, la formación de biopelículas bacterianas es una de las causas principales de infecciones crónicas y del fracaso del tratamiento antibiótico de las mismas. La biopelícula impide el acceso de los agentes antimicrobianos, e incluso de los anticuerpos, con lo que si no se dificulta su formación o se produce su ruptura una vez constituida, se perpetúa la infección.
Se conocen varias sustancias que inhiben su desarrollo, entre las que se encuentran proantocianidinas de tipo A, hesperidina, apigenina, naringina y rhoifolina, entre otras. En más del 60% de las infecciones crónicas está implicada la producción de biopelículas. Por poner algunos ejemplos, se ha demostrado la presencia de biopelículas en tejidos orgánicos y superficies inertes, en condiciones tan variadas como la endocarditis sobre válvulas cardíacas nativas, osteomielitis y numerosas infecciones musculoesqueléticas, amigdalitis, otitis media, sinusitis, periodontitis, así como en la infección asociada a todo tipo de prótesis, cánulas y catéteres.
Estimuladores del adenosín monofosfato cíclico para la ITU: forscolina
Se ha comprobado la eficacia de la forscolina en el tratamiento de la ITU aumentando el contenido de adenosín monofosfato (AMP) cíclico en las células uroteliales, lo que lleva a las bacterias uropatógenas a salir del mismo. Una vez en la célula epitelial, los microorganismos son capaces de resistir los tratamientos antibióticos. Los niveles de AMP cíclico regulan la exocitosis de estas vesículas dependiendo de la distensión de la vejiga. La forscolina, que es el componente activo de la planta Coleus forskohlii, es capaz de aumentar dichos niveles en las células epiteliales. Esto favorecería la exocitosis de las vesículas de uroplaquina y liberaría las bacterias uropatogénicas del reservorio intracelular hacia la luz. Estas consideraciones podrían llevar a abrir nuevas vías al tratamiento de las infecciones urinarias recidivantes.
En resumen…
A pesar de que existe escasa evidencia científica al respecto, se están desarrollando nuevas vías encaminadas a la prevención de la infección urinaria. Entre ellas destaca el incremento de la ingesta y evacuación de líquidos, la limpieza anal posdefecación en sentido anteroposterior, la micción postcoital, la corrección del estreñimiento y la profilaxis antibacteriana prolongada con antibióticos o quimioterápicos activos bien tolerados y de elevada eliminación urinaria. Por otro lado, se abren nuevas expectativas con el empleo de inhibidores de la adherencia bacteriana a los receptores de la célula urotelial y de inhibidores de la formación de biopelículas. El desarrollo de nuevas medidas como los estimuladores del AMP cíclico en el interior de las células uroteliales, o el desarrollo de vacunas integradas por bacterias completas, bacterias fimbriadas y elaboradas a partir de los propios microorganismos infectantes (autovacunas) o con componentes subcelulares (fimbrias o adhesinas) suponen una interesante iniciativa en este campo.