Consejos para tratar la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es un eczema crónico que se caracteriza por la sensación de picor y sequedad en la piel. Su índice de prevalencia es del 18% en los niños de ambos sexos y persiste en alrededor de un 3% en el caso de los adultos.
La dermatitis atópica suele estar relacionada con otras patologías como la bronquitis, el asma, alergias a ácaros, gramíneas, ciertos animales o cefaleas, ya sean propias o de familiares directos.
La dermatitis atópica es una reacción de la piel frente a diversos alérgenos. Se manifiesta como si fuera una alergia, aunque sin serlo en el sentido estricto. Para prevenir la aparición de brotes de dermatitis atópica lo más importante es mantener la piel muy bien hidratada siempre y tratar correctamente las lesiones que puedan aparecer.
La dermatitis atópica aparece, principalmente, durante los primeros meses de vida, permaneciendo hasta los seis o siete años en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, en ocasiones puede persistir hasta la edad adulta. En estos casos, el tratamiento es más complejo.
Síntomas de la dermatitis atópica
Los principales síntomas de la dermatitis atópica son el picor y el escozor intenso. Ambos obligan al rascado, lo que unido a la sequedad cutánea muchas veces provoca una sobre infección, dando lugar a lesiones muy típicas secundarias al rascado.
Afecta sobre todo a zonas de grandes pliegues como las caras internas de los codos o las zonas de detrás de las rodillas.
En algunas ocasiones, puede manifestarse en personas nerviosas e hiperactivas como consecuencia del enorme malestar que presentan de forma continua por el prurito intenso.
Tratamiento para la dermatitis atópica
Dependiendo del grado de afectación cutánea se utiliza el tratamiento adecuado en cada caso. Sin embargo, siempre es imprescindible mantener un alto grado de hidratación de la piel mediante la utilización de lociones hidratantes para todo el cuerpo y lavarse con un gel de baño muy suave a base de aceites.
Asimismo, se aconseja la toma de antihistamínicos por vía oral durante períodos prolongados de tiempo y la aplicación de pomadas con antibiótico en las zonas que se hayan podido infectar como consecuencia del rascado o incluso cremas con corticoides.
Cuando el paciente no responde al tratamiento habitual, puede ser necesario recurrir a la administración de fármacos inmunomoduladores, fototerapia o corticoides sistémicos.
En un porcentaje muy elevado de casos, la dermatitis atópica puede desaparecer alrededor de los 12 años.
Sólo un 3% de los pacientes afectados sigue manifestándose en la edad adulta. Sin embargo, cuando la enfermedad está asociada al asma o a ciertas alergias, por ejemplo a los ácaros, puede persistir durante años precisando tratamiento de manera continua.
Consejos para niños que padecen dermatitis atópica
Muchos padres se preguntan si conviene bañar todos los días a un niño que tiene dermatitis atópica. También les preocupa qué tipo de prendas de vestir usar o, incluso, qué alimentos pueden empeorar esta patología.
Los especialistas en Dermatología aconsejan utilizar jabones muy suaves, a base de aceites, que contribuyan a que la superficie cutánea se mantenga en condiciones óptimas de hidratación y elasticidad. Cuando la sequedad es intensa o los brotes muy potentes, existen lociones limpiadoras que se usan sin necesidad de eliminarlas con agua.
Respecto a las prendas de ropa, lo ideal es usar básicamente prendas de algodón. Los pacientes que padecen dermatitis atópica suelen tolerar mal el contacto directo con prendas de lana y de fibras sintéticas. Cuando un niño afectado de dermatitis atópica se queja de que la ropa le pica, hay que evitar obligarle a que la lleve o bien intentar ponerle siempre ropa interior de algodón para mitigar los efectos nocivos del roce y del picor.
En cuanto a la influencia de las comidas, existe mucha discusión al respecto con opiniones controvertidas. Se cree que algunos alimentos como la leche de vaca y sus derivados, los frutos secos, el plátano y los frutos rojos pueden empeorar las lesiones de la piel, aunque ello depende del grado de reactividad de cada paciente.