Crisis de Pánico: ¿cómo abordarlo?
No todo es Ataque de Pánico o Trastorno de Pánico.
¿Ataque de Pánico o Trastorno de Pánico?
El Ataque de Pánico es un episodio súbito de gran angustia, que, entre otras cosas, cursa con Taquicardia, sudor, sensación de ahogo, opresión en el pecho, molestias abdominales o Náuseas, percepción extraña de uno mismo y sensación de muerte inminente, miedo a perder el control o volverse loco. Pero, estos episodios se resuelven solos en un lapso de 30 minutos, con un pico sintomatológico a los 10 minutos.
En cuanto al Trastorno de Pánico se trata de la repetición de estos episodios de manera más o menos inesperada, produciendo en la persona el miedo permanente a que le vuelva a pasar, (expectación aprensiva). Con todo, puede haber o no Agorafobia, es decir que se dé en lugares en donde sea difícil escapar, multitudes, etc.
¿Qué hacer ante un Ataque de Pánico?
Lo primero es recurrir a la respiración pausada y profunda, (que disminuirá la cantidad de oxígeno en el cerebro, consecuencia de la respiración agitada que se da en el cuadro, y que lo perpetúa). Con eso la persona se tranquiliza. Se pueden usar también técnicas de relajación, pero estas son más controversiales en cuanto a su eficacia.
Luego se debe acudir con un especialista en Salud Mental, aquí el Psiquiatría tiene herramientas farmacológicas poderosas para tratar y prevenir estas crisis. Hay planes de tratamientos específicos para la crisis y su reaparición.
Es muy recomendable también acudir al tratamiento psicológico, en lo posible Cognitivo-Conductual. Este consiste en detectar la causa ansiógena, e intentar lograr una disminución sintomática mediante una exposición paulatina; controlada. Por otro lado, también consiste en detectar las “creencias distorsivas” y modificarlas, para que no afecten sobre las emociones, y por lo tanto la actitud y, así, reforzando las creencias distorsivas, en un círculo vicioso. Es decir, el tratamiento combinado es el indicado.