¿Cuál es la mejor opción para dejar de fumar?
¿Cómo podemos dejar de fumar? ¿Qué técnicas existen actualmente?
Abandonar el consumo del tabaco depende fundamentalmente de la decisión del fumador. Sabemos que un fumador pasa por diferentes etapas de motivación-decisión para dejar su hábito. En función de ese nivel de motivación y decisión existen diferentes grados de intensidad en el apoyo que le podamos brindar. Los fumadores menos convencidos pueden ser motivados para dejarlo y los más convencidos pueden ser iniciados en el abandono con mayor probabilidad de éxito. Se puede dejar de fumar y todas las ayudas clínicas son eficaces, desde el consejo mínimo hasta los programas combinados de apoyo psicológico con terapia farmacológica. Otras alternativas como la homeopatía, acupuntura, hipnosis, etc..., no tienen un respaldo suficiente en la evidencia científica como para poder ser recomendadas al mismo nivel.
¿Cuáles son las más efectivas? ¿Qué nivel de eficacia tienen?
La medida más efectiva en Neumología para ayudar en el abandono del consumo de tabaco es el tratamiento, mediante un programa clínico combinado bien estructurado, que suma medidas de apoyo psicológico para combatir la dependencia psicológica y el uso de fármacos para contrarrestar el síndrome de abstinencia. El tratamiento combinado consigue tasas de abstinencia superiores a un tratamiento psicológico o a un tratamiento farmacológico por sí solos (27,6% vs 14,6% o 21,7%, respectivamente). Un tratamiento farmacológico adecuado puede cuadruplicar el índice de éxitos de abandono. Las medidas farmacológicas más eficaces en el momento actual son las que utilizan vareniclina o la terapia sustitutiva de nicotina en asociación.
¿Es realmente el cigarrillo electrónico una alternativa para dejar de fumar?
El cigarrillo electrónico no es una alternativa para dejar de fumar por muchas razones. Es un producto que no está regulado adecuadamente por las autoridades sanitarias, se desconoce su proceso de fabricación y la composición de muchos de sus componentes. Se han podido identificar algunos de ellos como la glicerina y el propilenglicol con efectos irritativos sobre la vía aérea. También contiene diversos metales pesados (níquel, cromo y plomo) en concentraciones superiores al humo de un cigarrillo convencional que son conocidos agentes carcinogénicos. Además cuando el uso del cigarrillo electrónico implica la manipulación de nicotina existe el riesgo de intoxicación accidental que podría tener consecuencias letales. Por otro lado, los estudios de eficacia y seguridad para su uso como terapia sustitutiva de nicotina en la ayuda a la deshabituación, no aportan conclusiones sólidas. El cigarrillo electrónico es un producto no controlado, perjudicial para la salud y sin eficacia demostrada como alternativa para dejar de fumar por lo cual en el momento actual no puede ser recomendado con este propósito.
¿Los cigarros de liar son menos perjudiciales que los vendidos en cajetilla?
Los cigarrillos de liar son tan nocivos para la salud como los convencionales ya que la composición de su humo es similar. Es más, hay estudios que indican que la concentración de sustancias como el monóxido de carbono. principal responsable del daño vascular. la nicotina y el alquitrán, es un 30-50% superior a la de los cigarrillos manufacturados. Por lo tanto los cigarrillos de liar son tanto o más dañinos que los cigarrillos convencionales.
¿Para aplicar un tratamiento se tiene en cuenta si el hábito de fumar es psicológico, una adicción o una acción social?
Toda adicción, y el consumo del tabaco lo es con categoría de enfermedad crónica ya que posee un código propio en la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), tiene un factor psicológico asociado que muchas veces incluye un componente social como medio de relación con otros fumadores. Por eso los programas combinados de deshabituación tabáquica que incluyen el apoyo psicológico son más eficaces. El apoyo psicológico incorpora técnicas de terapia cognitivo-conductual que ayudan a modificar determinados hábitos o costumbres asociados al consumo del tabaco, muy arraigados frecuentemente en falsas creencias. El apoyo psicológico debe ser lo más intenso y prolongado posible para mejorar su eficacia. A este respecto, el seguimiento habitual de un paciente en deshabituación suele tener una duración de un año.
¿De qué factores depende la eficacia del tratamiento? ¿Por qué a unas personas les cuesta más dejar de fumar que a otras?
Existen numerosos factores que influyen en la eficacia de un tratamiento de deshabituación tabáquica. Este hecho está en relación directa con la diferente dificultad que pueden encontrar distintos fumadores para abandonar esta dependencia; e incluso con la diferente dificultad que puede tener un mismo fumador en repetidos intentos. Estos factores pueden ser debidos al propio fumador (edad, género, estado civil, estatus socioeconómico, entorno social, nivel de dependencia, motivación, perfil psicológico, enfermedades asociadas...), pero también pueden estar relacionados con el tratamiento (adherencia, efectos adversos de la medicación, soporte conductual inadecuado, una estrategia terapéutica mal diseñada...). En muchas ocasiones existe un trasfondo genético condicionante (polimorfismos de los receptores nicotínicos en el Sistema Nervioso Central, perfil de metabolización de la nicotina). La clave del éxito reside en un correcto diagnóstico inicial que permita determinar adecuadamente el nivel de motivación y decisión del paciente, para diseñar un tratamiento combinado (psico-farmacológico) e individualizado acorde a las necesidades particulares de cada fumador. Todo ello integrado en un programa estructurado con un seguimiento bien organizado a largo plazo.