Cuándo recurrir a la cirugía refractiva con láser
Desde mediados del siglo XX se han ido investigando y perfeccionando procedimientos quirúrgicos con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas que necesitan el uso de gafas o lentillas para corregir sus defectos visuales.
El objetivo de la cirugía refractiva es modificar el radio de curvatura de la córnea, aplanándolo en la miopía e incurvándolo en la hipermetropía, para así conseguir enfocar nítidamente las imágenes en la retina. En la actualidad esto se consigue gracias al láser excímero que produce una fotoablación del estroma corneal en relación a la potencia del defecto refractivo.
Indicaciones antes de la cirugía refractiva con láser
Es requisito indispensable para operar cualquier defecto de refracción que el paciente tenga más de 21 años y el defecto refractivo lleve estabilizado unos dos años, especialmente en el caso del miope.
El examen preoperatorio para evaluar si el paciente es candidato a la cirugía precisa que éste haya retirado el uso de lentillas de contacto, en caso de ser usuario, 15 días antes de la exploración
a) Miopía: Teniendo en cuenta que en este caso el objetivo es conseguir un aplanamiento de la cornea, el láser deberá reducir el espesor de la misma no debiendo sobrepasar nunca las 400 micras de espesor corneal. Por ello si el paciente presenta una cornea delgada o una potencia miópica elevada es posible que la intervención con láser no se pueda llevar a cabo. En general son susceptibles de tratamiento con láser miopías de hasta 7-8 dioptrías en dependencia de lo antedicho.
b) Hipermetropía: El láser en la hipermetropía actúa incurvando la cornea. Por ello el espesor de la misma no tiene tanta influencia como en el caso de la miopía. Sin embargo está comprobado que tanto la calidad de visión como el límite de dioptrías que pueden ser tratadas con láser no deben superar las 4-5 dioptrías. La recuperación visual es algo más lenta que en la miopía.
c) Astigmatismo: La corrección del astigmatismo se puede llevar a cabo tanto en los casos puros como asociados a cualquiera de los defectos anteriormente citados.
Cirugía refractiva con láser: intervención
Es una intervención ambulatoria que se realiza de forma monocular o bilateral en el mismo acto quirúrgico bajo anestesia local, es decir por la instilación de gotas de anestesia sobre la superficie del ojo únicamente, asociado a algún tranquilizante por vía oral si el estado de ansiedad del paciente lo precisa. La cirugía es absolutamente indolora.
Por medio de un microqueratomo o con un láser de femtosegundo se separa una fina lámina de la cornea para aplicar a continuación el láser sobre el estroma de la cornea. Posteriormente se repone el colgajo corneal sin suturar y se da por finalizado el procedimiento. La duración aproximada de la intervención es de unos 5 minutos por ojo.
El paciente sale de la clínica al cabo de unos minutos y puede realizar una vida normal al cabo de unas horas aunque la visión definitiva no se estabilice hasta 1-3 días después de la cirugía.
Aunque se han descrito complicaciones, durante el acto quirúrgico son excepcionales con la tecnología actual y su incidencia es mínima.
Las medidas de asepsia y cobertura antibiótica hacen casi imposible la presentación de infecciones.
Seguimiento tras la cirugía refractiva con láser
El paciente podrá efectuar vida normal a las horas de realizada la intervención si bien deberá evitar ambientes cargados (sobre todo humo) y no deberá conducir vehículos hasta que su visión lo permita (entre 24-48 horas). Asimismo (y lo más importante) no deberá restregarse los ojos durante los primeros 15 días y deberá ponerse unas gotas de antibiótico y antiinflamatorios durante unos cuantos días. Como esta intervención produce un cierto grado de sequedad al principio, también será necesaria la instilación de lágrimas artificiales durante unos dos meses.
Durante los primeros días se puede presentar de forma excepcional algún grado de “neblina” por la noche que desaparece al cabo de unos días. Es más frecuente en defectos elevados.
El resultado definitivo hay que evaluarlo a los 6 meses y si excepcionalmente queda un pequeño defecto residual se puede volver a operar sin problemas.