¿Cuándo someterse a una inseminación artificial?
El éxito de la inseminación artificial depende de la exactitud con que se decida el momento preciso en el que se van a depositar los espermatozoides capacitados en el fondo de la cavidad uterina. Según los especialistas en Reproducción asistida, si los espermatozoides llegan demasiado pronto al lugar en el que se encuentra el óvulo, cuando este llegue, los espermatozoides ya no podrán fecundar.
Del mismo modo, si los espermatozoides alcanzan el óvulo mucho tiempo después de la ovulación, tampoco se producirá la fecundación debido a los cambios que ya habrán tenido lugar en el gameto femenino.
Por ello, para realizar una inseminación artificial, los especialistas realizan un seguimiento de la paciente que les permita identificar cuál es el momento más adecuado para la fecundación.
Inseminación artificial: control de la ovulación
Para mejorar las probabilidades de éxito de la inseminación artificial se debe controlar previamente el desarrollo de los folículos y calcular con exactitud el momento de la ovulación. Esta monitorización del desarrollo folicular se realiza mediante ecografía transvaginal y determinaciones de estradiol en sangre.
Generalmente, se realizan las ecografías a partir del día 6 o 7 después del inicio de la menstruación para medir el tamaño de los folículos (quistes en los ovarios llenos de líquido que contienen los ovocitos y que van aumentando desde la regla hasta la ovulación), y contar cuántos de ellos se han desarrollado.
De forma fisiológica, en las mujeres que tienen una función ovárica normal, cada mes se desarrolla por completo un solo folículo de los 8 o 10 que empiezan a crecer. En el inicio del ciclo de inseminación artificial se induce el crecimiento de más folículos, administrando un tratamiento que hace que lleguen más hormonas a los ovarios, de modo que más de uno pueda desarrollarse completamente.
En mujeres con ovulación normal sería posible realizar la inseminación artificial sin este tratamiento hormonal pero la estimulación ovárica aumenta las posibilidades de gestación, ya que permite controlar mejor el ciclo y hace que el endometrio (mucosa que tapiza la cavidad del útero) sea más receptivo y, puesto que hay más óvulos, existen más posibilidades de que alguno de ellos sea fecundado por algún espermatozoide.
Riesgos de la inseminación artificial
Al haber diversos óvulos aumenta la tasa de embarazo pero también la de embarazo múltiple. Para evitar este problema, el especialista debe realizar controles ecográficos para ver el tamaño de los folículos y saber cuántos siguen adelante, cancelando el ciclo en los casos en los que la respuesta ovárica sea excesiva, ya que entonces el riesgo de complicaciones o de embarazo múltiple puede ser elevado.
Sin embargo, ocurre que ni todos los folículos que se desarrollan tienen el mismo nivel de madurez, ni todos ovulan a la vez. Para valorar su grado de madurez se realizan, además de las ecografías, determinaciones de estradiol en sangre, una de las hormonas que se producen en los folículos. Gracias a las medidas de la ecografía y los valores del estradiol en sangre, así como con la continuidad de estas pruebas, es posible calcular, con dos días de antelación, cuándo se ovula exactamente, pudiendo programarse para ese preciso momento la inseminación artificial.
Personalización del tratamiento de inseminación artificial
El tratamiento para la inseminación artificial administrado, el número de ecografías y de analíticas de sangre, el día en que se realizan, etc. es completamente personalizado para cada paciente y para cada ciclo de tratamiento en concreto, en función de los datos de la historia clínica particular, así como de la respuesta ovárica a la estimulación que se haya visto en ciclos anteriores. A menudo suelen ser suficientes dos ecografías y una o dos determinaciones de estradiol para calcular cuándo se fecunda el óvulo, pero cada caso requiere personalizar el tratamiento y el control de la ovulación.