Dejar de fumar: desecha de una vez tu última colilla
El tabaco es una droga que produce una fuerte adicción, además de graves enfermedades en todos los órganos del cuerpo. Los especialistas en Neumología consideran que, afortunadamente, los beneficios de dejar el tabaco son casi inmediatos y es tan fácil como tirar la última colilla.
El tabaco, ¿por qué produce adicción?
La nicotina actúa en el Sistema Nervioso central sobre Receptores Neuronales interfiriendo y modificando diferentes sistemas de neurotransmisión. Estos receptores sobre los que actúa están presentes en distintas áreas cerebrales. Son los que forman parte de distintos sistemas neuronales, y están interconectados entre sí.
Gracias a la Neumología se sabe que los efectos placenteros derivados del consumo están estrechamente ligados a la estimulación de las vías dopaminérgicas, con liberación del neurotransmisor dopamina o también llamada hormona de la felicidad. Estas vías son comunes total o parcialmente a otras drogas, como la cocaína, opiáceos, el cannabis y el alcohol. Es por ello que se producen los síntomas de abstinencia (craving, irritabilidad, etc.) al dejar de consumir tabaco.
El consumo del tabaco en el organismo produce enfermedades en prácticamente todos los órganos o sistemas. Los efectos más importantes se producen en el sistema cardiovascular, en el aparato respiratorio, siendo el principal responsable de la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y el desarrollo del cáncer de pulmón.
Sin embargo, también está relacionado con la existencia de otras enfermedades, que aunque no conllevan la severidad de las anteriormente expuestas por pérdida de años de vida, pueden afectar la apariencia del sujeto, afectando a su calidad de vida. En la piel, puede producir dermatitis, a nivel de los órganos de los sentidos, disminución de la capacidad de distinguir olores y sabores, en la boca, enfermedades periodontales como la gingivitis.
Los beneficios de dejar de fumar día a día
Los beneficios de la supresión del consumo de tabaco se obtienen prácticamente desde el mismo momento del cese. Incluso a los 20 minutos, la presión arterial y el pulso cardiaco retornan a los valores normales.
- A las 8 horas, la nicotina y el monóxido de carbono en la sangre se reducen a la mitad y el oxígeno vuelve a los valores normales.
- Al de 24 horas, el monóxido de carbono ha sido eliminado de la sangre y los pulmones comienzan a eliminar residuos del cigarrillo.
- Tras 48 horas ya no hay nicotina en el organismo y el sentido del olfato y el gusto mejoran mucho.
- 3 días sin fumar y el respirar es más fácil.
- Entre 3 y 9 meses, mejora la circulación sanguínea, desaparece la tos, y los silbidos del pecho, y la función pulmonar mejora en más de un 10%.
- Al de 1 año, el riesgo de un ataque cardiaco se reduce a la mitad en comparación con el riesgo de un fumador.
- En 10 años, el cáncer de pulmón se reduce a la mitad en comparación con el riesgo de un fumador.
- En 15 años, el riesgo de un ataque cardiaco es igual al de un no fumador.
Fumar durante el embarazo, consecuencias
El consumo materno de tabaco durante el embarazo puede tener diversas consecuencias sobre la salud del futuro hijo, en particular aumentando la probabilidad de enfermar por problemas respiratorios u otorrinolaringológicos o morir prematuramente.
Al conjunto de alteraciones que ocurren en el feto de las gestantes fumadoras se le conoce como Síndrome de Tabaco Fetal, que incluye los siguientes efectos: disminución del peso al nacer, alteraciones endocrinas en el recién nacido, mutaciones del ADN en diferentes tipos celulares por la transferencia desde la madre de numerosos carcinógenos presentes en el humo del tabaco y aumento de la mortalidad en la infancia, como el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
Afortunadamente, si se deja de fumar en el primer trimestre del embarazo, el riesgo de mortalidad infantil es similar al de los hijos de madres no fumadoras. Es por ello fundamental que desterrar el tabaquismo sea la medida principal en toda mujer embarazada.