Depresión o tristeza
En muchas ocasiones las personas que entran en un periodo de su vida en el que por circunstancias, que en la mayoría de casos son absolutamente externas a ellos, empiezan a sentirse frágiles antes las adversidades o ante el hecho que necesitan superar.
Cuando están ante esas situaciones emocionales determinadas, suelen “saltárseles” las lágrimas con facilidad. A estas manifestaciones que clínicamente denominamos “labilidad emocional” suelen corresponder al inicio de una depresión reactiva. La importancia de una detección precoz, evitará tratamientos posteriores de mayor envergadura, a la vez que evitaremos el sufrimiento que comporta.
No quedan exentas del sufrimiento ninguna de las edades de la vida del ser humano, la existencia comporta cambios y enfrentamientos a adversidades que pueden alterar nuestra forma normal de ser. ¿Cuántas veces hemos visto adolescentes tristes y decaídos, no queriéndose levantar de la cama y no disfrutando de su propia juventud? ¿Cuántas veces hemos visto como una persona que ha trabajado toda su vida de forma activa y alegre y ante presiones laborales o pérdidas de trabajo, empieza con síntomas depresivos y con el tiempo acaba elaborando una auténtica depresión? Las pérdidas afectivas por duelo, divorcios y soledades emocionales, no están exentas del mismo criterio.
Todas estas depresiones consideradas de origen reactivo, mediante un tratamiento psicológico cognitivo-conductual y pautas de orientación, suelen tener resultados exitosos y, sólo en ocasiones, y mediante el psicodiagnóstico adecuado, requeriremos de la medicación como acompañante del tratamiento psicológico.
Las depresiones “biológicas”, depresiones mayores o trastornos bipolares, requerirán siempre de la farmacología, pero en este caso el tratamiento psicológico requerirá técnicas de tipo cognitivo-psicopedagógico, manteniendo continua interrelación psicólogo-paciente-familia-psiquiatra y por nuestra experiencia sabemos que se obtienen mejorías palpables reconocibles tanto para el paciente como por la familia.
Por tanto, siempre está recomendado el tratamiento paralelo. En nuestra experiencia clínica de más de veinte años, hemos visto la evolución de estos pacientes y como su adaptación e integración a la vida laboral y emocional se ha ido resolviendo favorablemente a medida que se avanza en dicho tratamiento.
Aaron T. Beck, médico psiquiatra de EE.UU., ya en la década de los 80, realizó investigaciones en las que se demostró que los tratamientos psicofarmacológicos en pacientes depresivos realizados conjuntamente o paralelamente con terapia psicológica, obtenían mejores resultados, incluso potenciando los efectos de la medicación. A partir de estas investigaciones, los tratamientos psicológicos cognitivo-conductuales se integraron en los servicios de asistencia de pacientes depresivos.
Por tanto, no existe duda, pedir apoyo psicológico en las depresiones es lo recomendado y ante los primeros síntomas no dudemos en pedir consejo profesional.