Diagnóstico y tratamiento de la Incontinencia Urinaria
La incontinencia de orina es la pérdida involuntaria de orina que tiene lugar en un momento y situación inapropiados. Puede ser de tres tipos: incontinencia de esfuerzo, cuando es consecuente a un esfuerzo como el estornudo o la tos; incontinencia de urgencia, cuando no tiene ninguna relación con los cambios de presión intraabdominales, como en el caso anterior; o incontinencia mixta, cuando se unen las dos causas anteriores.
Supone un problema de tipo social, porque interfiere con los hábitos de la mujer, de tipo económico, ya que supone un gasto con los sistemas de protección (compresas, pañales) y también es un problema sanitario por las molestias, irritaciones e infecciones añadidas que provoca.
No debe aceptarse por considerarlo un problema ligado a la edad, a antecedentes de partos o cirugías, siempre debe tratarse como una enfermedad que puede tener solución. En la consulta del ginecólogo, el paciente que lo sufre no siempre solicita tratamiento, bien por vergüenza, por estimar que no tiene solución o porque el médico no pregunta.
Diagnóstico de la Incontinencia Urinaria
El ginecólogo en una revisión rutinaria tiene la obligación de preguntar acerca de los posibles escapes involuntarios de orina y de gases o heces, para calibrar la importancia y ofrecer soluciones.
Una vez se detecta el problema se debe ampliar el interrogatorio en la consulta para obtener el máximo de información y poder así consensuar con la paciente si se debe ampliar el análisis y, en todo caso, si se podrán ofrecer soluciones.
Si la gravedad de la situación lo merece, se tendrá que explicar a la paciente el tipo de incontinencia que parece tener y, se deberá dirigir la exploración en busca de evidenciar el problema y su intensidad, para llegar a las posibles causas del problema, como fallos anatómicos tales como descenso de la vejiga (cistocele), descenso del útero (histerocele), prolapso de la pared posterior (rectocele), debilidad de los músculos de sostén de la pelvis, etc.
El diagnóstico puede complementarse con un análisis urodinámico, que se realiza de forma ambulatoria y que es absolutamente indoloro. En poco más de media hora nos da una idea exacta del funcionalismo de los sistemas de contención urinaria, nos señala el tipo de solución más efectiva que se puede ofrecer y el pronóstico del problema y de las posibles soluciones.
En una encuesta realizada en nuestro Centro, ya en el año 1997, observamos que de 500 mujeres elegidas al azar, el 37% presentaba algún tipo de incontinencia y un 13% sufría una incomodidad permanente, si bien tan solo el 2% de ellas consultaban por el problema.
También detectamos que el 35% de las encuestadas eran mayores de 50 años, pero que el 12% eran mujeres entre 20 y 30 años. Con ello queremos hacer evidente que es un problema muy frecuente y que no siempre se le presta la suficiente atención.
Tratamiento para la Incontinencia Urinaria
Una vez se conoce el tipo de incontinencia se puede ofrecer la mejor opción terapéutica. Muchos casos pueden mejorar o, incluso, curarse con sesiones de fisioterapia especializada (técnicas de rehabilitación del suelo pélvico). En otros casos, pueden responder a soluciones farmacológicas que mejoran la tonicidad o que ayudan a relajar la vejiga.
En ocasiones se debe recurrir a la cirugía que, en la mayoría de los casos, se puede realizar por vía vaginal, bajo una sedación superficial y prácticamente en régimen ambulatorio o de corta estancia. Si el diagnóstico y la prescripción del tratamiento han sido correctos, los resultados son espectaculares.
Los casos más rebeldes son los que afectan a mujeres muy mayores, ya que se asocian con factores de limitación de la movilidad, medicamentos que enlentecen los reflejos o deterioro del sistema nervioso.