Diplopía: una enfermedad que provoca la visión doble
La Diplopía puede ser monocular (afectando un ojo) o binocular (requiere la visión de ambos ojos).
La Diplopía presenta la visión duplicada en diferentes formas: horizontal, vertical o incluso oblicua. Puede ser aguda, persistiendo en las primeras 24 horas, o intermitente, apareciendo sólo en ciertas situaciones visuales.
Está asociada principalmente a la parálisis de los músculos extraoculares, requiriendo un análisis específico para el diagnóstico y tratamiento. La incidencia varía según la edad, siendo más común en personas mayores de 50 o 60 años, relacionada con causas isquémicas que afectan los nervios o patologías que aumentan la viscosidad sanguínea, como Diabetes, colesterol alto y Enfermedades Respiratorias.
La Diplopía puede ser monocular (afectando un ojo) o binocular (requiere la visión de ambos ojos), presentando distintas causas y desviaciones oculares.
Grupos de riesgo
Después de la pandemia, se observó un aumento significativo de la Diplopía, especialmente debido al abuso de pantallas. Esto afectó a pacientes con Estrabismo latente, desencadenando la visión doble debido a la descompensación. La Diplopía no solo replica una imagen, sino que puede generar confusión, donde el paciente percibe múltiples imágenes superpuestas.
Los grupos de riesgo incluyen diabéticos, hipertensos, pacientes con patologías neuromusculares o problemas oculares como Cataratas o Glaucoma. El uso prolongado de pantallas también ha aumentado la aparición de estrabismos y visión doble.
Tratamientos disponibles para la Diplopía
El enfoque terapéutico dependerá de la causa. Es esencial descartar causas neurológicas graves antes de abordar el tratamiento oftalmológico. Corregir defectos refractivos o prescribir prismas para desviaciones moderadas son opciones iniciales.
En casos graves o cuando otros tratamientos no tienen éxito, la cirugía es una alternativa altamente efectiva, especialmente si el paciente tiene buena visión en ambos ojos.
El éxito del tratamiento, que supera el 90%, depende de la capacidad del cerebro para fusionar ambas imágenes.
El seguimiento varía según la causa: controlar la Diabetes en ciertos casos o ajustar los lentes en pacientes con problemas refractivos. La cirugía, si es necesaria, se sigue con evaluaciones periódicas para garantizar una recuperación exitosa y una mejor calidad de vida para el paciente.