Dolor abdominal en niños, ¿síntoma de alguna patología?
El dolor abdominal en el niño es una alteración muy habitual y se puede desencadenar por muchos factores. A los pediatras nos preocupa, sobre todo, el dolor que se produce de forma aguda con afectación del estado general, de localización en la parte lateral inferior derecha del abdomen, ya que podría corresponder a un cuadro apendicular que precisaría tratamiento quirúrgico inmediato. Esto, afortunadamente, es lo menos habitual, pero que siempre se debe descartar ante un dolor abdominal.
La mayoría de los dolores abdominales en el niño son recurrentes en el tiempo, de predominio matinal y localización periumbilical, que corresponden a varias posibles patologías o alteraciones que comentaremos posteriormente.
Por otro lado, no debemos olvidar la presencia de un dolor abdominal que puede acompañar a una neumonía o una amigdalitis. Esto es frecuente, por lo que no debemos de ceñirnos al abdomen del niño para buscar el diagnóstico.
Dolor abdominal en niños, ¿se debe a alguna patología?
Los dolores abdominales nunca deben menospreciarse, ya que pueden corresponder a una patología importante, y es por ello que nunca estamos tranquilos hasta que no tenemos la causa concreta de dicho dolor. Lo normal es que corresponda a una patología banal pero el pediatra no se debe confiar, sobre todo ante un dolor agudo, ante la presencia de un abombamiento abdominal con defensa muscular a la exploración y, en especial, ante la presencia de una masa abdominal palpable.
Tema aparte y que sí que debe mencionarse son los cólicos del lactante, que son dolores que afectan a los niños de entre 4 y 12 semanas de vida, y que se manifiestan con un dolor agudo abdominal con llanto e irritabilidad. Suelen producirse al final del día o durante la noche, estando el niño perfectamente durante el resto del día y presentando una buena curva ponderal. Esta alteración, en muchos casos, significa frustración para el pediatra, pues el tratamiento a veces no es efectivo y para los padres es preocupante, ya que ven a su hijo llorando sin parar sin poder consolarle. Afortunadamente, esta alteración la cura el tiempo y en pocas semanas desaparece sin más.
Consecuencias del dolor abdominal en los niños
El dolor abdominal a todas las edades es, en muchos casos, invalidante. En el lactante ocasiona una alteración en el sueño, irritabilidad, rechazo del alimento, etc. En el niño mayor ocurre lo mismo, ya que si es un cuadro agudo el niño muestra un aspecto de verdadera enfermedad y tiene que ser revisado de forma urgente por el pediatra. En el caso de los dolores recurrentes, la afectación es menor pero en el periodo álgido hace que el niño manifieste una actitud triste y molesta que le condiciona el quehacer diario. El sueño es raro que se afecte, ya que estos dolores abdominales recurrentes suelen aparecer por la mañana o a lo largo del día.
Cómo abordar el dolor abdominal
El diagnóstico del dolor abdominal es fundamental. Si es un dolor agudo el primer diagnóstico será sospechar un abdomen agudo ocasionado por una apendicitis. En este caso la clínica, la exploración abdominal, la analítica de sangre y la ecografía abdominal son las claves para el diagnóstico y poder aplicar el tratamiento quirúrgico indicado.
Además del abdomen agudo, una amigdalitis o una neumonía pueden ocasionar un dolor abdominal en un momento determinado, por lo que habrá que explorar siempre las amígdalas del niño y realizar una auscultación pulmonar a conciencia que podemos apoyar con una radiografía de tórax para descartar la presencia de una infiltración pulmonar.
En el caso del dolor abdominal crónico y recurrente, el abordaje diagnóstico debe ser muy reglado e incluirá una anamnesis detallada del dolor, de la intensidad del mismo, de cuándo aparece y si se relaciona con algún alimento o situación, como puede ser el estrés o el estreñimiento. En segundo lugar, se deberá realizar una exploración detallada del niño con palpación y percusión del abdomen para descartar la presencia de una masa, de heces retenidas, de defensa muscular. Es fundamental situar el dolor en el abdomen, ya que la zona en la que se produzca nos va a dar mucha información: debemos valorar la zona anatómica afectada, que puede ser el estómago, el intestino, la vejiga urinaria, los ovarios, etc.
Desde el punto de vista diagnóstico, se deberá hacer un estudio analítico de sangre que incluya un hemograma y una fórmula leucocitaria, pruebas hepáticas, determinación de IgE especifica de leche de vaca y determinación de los anticuerpos específicos de la intolerancia al gluten. Una analítica de orina es fundamental, ya que una infección urinaria puede cursar con esta alteración. En las heces se determinará la presencia de algún tipo de bacteria o virus; un estudio parapsicológico es fundamental, ya que muchas infestaciones en la infancia cursan con dolor de abdomen. En las heces también se valoran las grasas totales que están aumentadas en caso de una intolerancia a la lactosa, y la posible existencia del antígeno del Helicobacter Pylori, que se manifiesta en la infancia con dolor abdominal recurrente. Finalmente, la ecografía abdominal será obligatoria y podrá informar sobre la existencia de una adenitis mesentérica o de una alteración en los ovarios de las niñas que justifiquen dicha molestia.
Tratamientos para el dolor abdominal
El tratamiento, como es lógico, irá encaminado a solucionar la causa. En este sentido, se aplicará tratamiento quirúrgico en caso de abdomen agudo por una apendicitis o un cuadro tumoral. En caso de una amigdalitis, neumonía, infección de orina o presencia de Helicobacter Pylori, se aplicará tratamiento antibiótico, aunque en este último caso se deberá hacer una endoscopia y más pruebas por parte del gastroenterólogo pediátrico antes de iniciar el tratamiento.
Si existe alguna relación con algún alimento, se deberá evitar de la dieta; si existe intolerancia a la leche o la lactosa, deberá sustituirse, y si la intolerancia es hacia el gluten, se deberá eliminar de la dieta del niño. Además, es fundamental solucionar el estreñimiento que, en muchos casos, es la causa de esta dolencia.
Por otra parte, los cuadros parasitarios deben tratarse con la medicación adecuada. Finalmente en algunos casos, el dolor abdominal se debe a un problema psicológico que lo desencadena y, en ese caso, la intervención del psicólogo es fundamental para abordarlo.