Dr. Jentoft: “apenas se está investigando sobre cómo mejorar la situación de los pacientes con Alzheimer”
La enfermedad de Alzheimer es especialmente frecuente a partir de los 70 años, alcanzando un pico alrededor de los 85. Por supuesto, hay una forma de aparición más joven (generalmente entre los 50 y los 65 años), infrecuente y que suele tener un fuerte componente hereditario. Pero la mayor parte de los pacientes con enfermedad de Alzheimer son los mayores, en los que antes se llamaba “demencia senil”.
¿Cuándo debemos preocuparnos por los fallos de memoria?
Los olvidos en la edad adulta suelen deberse al estrés y al ritmo de vida acelerado que lleva mucha gente, excesivamente exigente. Hay que preocuparse si los olvidos van aumentando con el paso del tiempo, si además de fallos de memoria existen fallos de otras áreas cognitivas (desorientación en tiempo o espacio, fallos al encontrar palabras o hablar, errores de razonamiento), cuando los olvidos empeoran nuestra capacidad de hacer bien tareas que antes hacíamos correctamente (errores al cocinar, en el trabajo, al hacer las cuentas, al conducir) o cuando se acompañan de cambios del estado de ánimo o el comportamiento (depresión, desinhibición, irritabilidad…). En todos estos casos es preciso acudir al especialista.
Diagnóstico y tratamiento del Alzheimer
Para hacer el diagnóstico es preciso hacer una buena historia clínica (para descartar otras enfermedades), algunos test neuropsicológicos, unos análisis de sangre y una prueba de imagen del cerebro (generalmente una resonancia magnética, a veces un TAC). En los casos dudosos puede hacerse también una punción lumbar u otras pruebas de imagen (PET, SPECT) para confirmar el diagnóstico, pero éstas por el momento no son obligadas.
Es útil ir a un especialista que conozca bien el campo de las demencias, ya que el acierto diagnóstico es mayor cuando el médico es experto en este campo. En España generalmente será un geriatra o un neurólogo, ocasionalmente algún psiquiatra experto en psicogeriatría.
Últimos avances en el Alzheimer
Menos de los que quisiéramos. Hace unos años hubo avances fundamentales, mejorando nuestra capacidad de diagnosticar la enfermedad y apareciendo cuatro medicamentos que han mejorado significativamente el curso de la enfermedad, pero que no la curan. Desde entonces, todos los medicamentos que se han investigado han fracasado (aunque está cerca de pedirse la aprobación de un anticuerpo monoclonal contra el amiloide que podría frenar la enfermedad en sus fases más leves). Los esfuerzos ahora se están centrando en conocer mejor la enfermedad en sus fundamentos biológicos y en sus fases más leves, para intentar detenerla antes de que el daño cerebral sea grande.
El problema de todo esto es que apenas se está investigando cómo mejorar la situación de los pacientes que ya tienen la enfermedad plena, en fases moderadas o avanzadas. El control de los síntomas psicóticos y de conducta en estas fases, que son la principal causa de sufrimiento de las familias y el principal motivo de ingreso en residencias, no está recibiendo apenas atención suficiente ni inversión para la investigación.