El asesoramiento psicológico a padres de adolescentes
La Dra. Miralpeix García nos explica a continuación cómo deben afrontar los padres la actitud conflictiva de su hijo adolescente.
Adolescencia
La adolescencia es la etapa de la vida que abarca entre los 11 y los 18 años. Es una etapa llena de complejidades por los enormes cambios que la persona experimenta tanto a nivel corporal como psíquico. También se presentan alteraciones a nivel social tanto en la relación con sus compañeros y profesores como en su entorno familiar, especialmente en la relación con sus padres.
En términos generales podríamos decir que la época más conflictiva de la adolescencia es entre los 11 y los 15 años. Es la época de la pubertad, momento de los mayores cambios físicos y cuando la relación con los padres puede ser más difícil.
Hay una segunda etapa entre los 15 y los 18 años en que el adolescente se va estabilizando progresivamente, puede entender y compartir mejor los acontecimientos que le rodean, se va formando su identidad. La relación con los padres es de menos conflicto aunque a veces pueda cuestionar algunas normas que le ponen límites necesarios.
Relación padre-adolescente
La actitud de los padres es fundamental para ayudar al adolescente a desarrollarse como persona, es decir, ayudarle a afrontar mejor sus circunstancias vitales para que pueda ser independiente de una manera adecuada y para que pueda relacionarse correctamente con su entorno social.
En esta etapa, es importante que tengan paciencia, esperanza y constancia. Podemos y debemos escucharles, aconsejarles, pero sabiendo que ellos tienen que experimentar y aprender de su experiencia. No hay que menospreciarles jamás, ni predicarles. El respeto es fundamental. Valorar lo positivo.
El adolescente escucha y observa a sus padres mucho más de lo que en ocasiones nos parece y aprende de su ejemplo, sin darse cuenta acaba imitando u oponiéndose al modelo sus padres. Todo nos lleva a considerar que debemos tener en cuenta cuál es nuestra actitud y reflexionar acerca de si somos como queremos que nuestros hijos sean.
El trato con el adolescente requiere de una mezcla de flexibilidad y firmeza pero también de coherencia y de claridad. No podemos dar órdenes contradictorias o arbitrarias según nos convenga o dejarnos llevar por los nervios y ponernos a gritar.
Dialogar y negociar es un trabajo que da sus frutos aunque lentamente. Si vemos que vamos a perder los papeles es mejor aplazar el tema y seguir hablando otro día. Exponer nuestras razones a nuestro hijo para prohibirle algo, hace que él pueda asumir esa prohibición de manera más adulta.
Terapia psicológica
Puede ser útil consultar a un psicólogo si la situación es especialmente complicada por el comportamiento del hijo o si los padres tienen dudas o necesitan ser escuchados. Evidentemente, la educación de un adolescente pone a los padres a prueba y necesitan poder contrastar sus ideas con alguien que les ayude a encontrar otro punto de vista que alivie la situación. Se trataría de un asesoramiento psicológico a los padres a través de entrevistas en las que el hijo no está presente y viceversa. Este planteamiento permite que cada una de las partes pueda hablar con mayor libertad sin que la otra parte se siente ofendida o dolida. En este caso, las entrevistas con los padres serían en momentos puntuales. El trabajo psicológico se realiza fundamentalmente con el adolescente.
La psicoterapia es un tratamiento donde el terapeuta escucha y ayuda a la persona, mediante sus intervenciones verbales, a elaborar sus sentimientos y pensamientos. Esto ayuda a la persona a abrir nuevas perspectivas ante situaciones que antes sentía cerradas y que le agobiaban. Se pueden producir entonces cambios relacionales y sobre todo a nivel personal que mejoran el concepto de sí mismo y la autoestima del individuo.
Si el adolescente no presenta una actitud colaboradora y se niega a venir a las entrevistas sería conveniente analizar la situación y ver de qué manera se le puede ayudar mediante sus padres. En muchos casos, las entrevistas con los padres ayudan a clarificar qué circunstancias a nivel familiar pueden estar afectando el comportamiento del adolescente.