El consumo de alcohol en embarazadas puede provocar Síndrome Alcohólico Fetal
El Síndrome Alcohólico Fetal es el conjunto de signos y síntomas que se dan como consecuencia del consumo de alcohol durante el embarazo y que perduran toda la vida. Estos síntomas se caracterizan por un retraso en el desarrollo físico y mental, así como por alteraciones craneofaciales. Es la primera causa de defectos congénitos y de retraso mental prevenible durante el embarazo y es un grave problema de salud pública.
En el siglo XIX se asoció de forma directa el consumo de alcohol durante el embarazo con malformaciones en el recién nacido. El Síndrome Alcohólico Fetal (FAS) se describió por primera vez en 1968 como Lemoine. Actualmente, se utiliza el término de trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), haciendo referencia a un conjunto de presentaciones y discapacidades resultantes de la exposición al alcohol en el útero. Este trastorno engloba el Síndrome Alcohólico Fetal, el Síndrome Alcohólico Fetal Parcial , trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol, trastorno neuroconductual asociado con la exposición prenatal al alcohol y los defectos de nacimiento relacionados con el alcohol.
El alcohol es un teratógeno con graves afectaciones en el desarrollo de varios sistemas, especialmente en el desarrollo del sistema nervioso central.
El alcohol atraviesa libremente la placenta llegando rápidamente al feto. El tiempo de eliminación del alcohol por parte del feto es superior al de la madre; lo que provoca que sea más vulnerable. También actúa como tóxico celular, pudiendo producir muerte celular, alteraciones en el crecimiento celular y/o interferencias en la diferenciación celular u otros procesos morfogénicos. Todas estas funciones constituyen características básicas del crecimiento de las células y del desarrollo del organismo, por lo que afecta tanto a la forma (malformaciones congénitas) y la función (crecimiento, aprendizaje y alteraciones de conducta), como también muerte embrionaria y/o fetal.
Sus efectos adversos son más graves sobre todo cuando su consumo se produce durante el primer trimestre de la gestación, que es el más vulnerable por la diferenciación celular.
Síndrome Alcohólico Fetal: ¿qué dosis de alcohol es tóxica?
Los especialistas en Pediatría afirman que ninguna cantidad de consumo de alcohol durante el embarazo se puede considerar segura. De hecho, no hay ningún trimestre seguro para beber alcohol. Todos los tipos de alcohol suponen un riesgo similar y su consumo excesivo representa un riesgo relacionado con la dosis para el feto. Según el momento del embarazo y la metabolización de la madre, el consumo moderado o poco frecuente de alcohol puede generar también Síndrome Alcohólico Fetal.
Prevalencia del Síndrome de Alcohólico Fetal
Es difícil conocer la prevalencia del Síndrome de Alcohólico Fetal ya que se desconoce la ingesta de alcohol por parte de la embarazada y porque en muchos niños se diagnostican tarde debido a la amplia variedad de manifestaciones clínicas en el momento del nacimiento. A pesar de ello, se estima que entre el 4 y el 15% de los hijos de mujeres que consumen alcohol en grandes cantidades durante el embarazo padecen Síndrome Alcohólico Fetal.
Las manifestaciones clínicas del trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) son:
- Hay un patrón específico de anomalías faciales: fisuras palpebrales cortas, labio superior delgado y surco nasolabial plano.
- Retraso del crecimiento prenatal y postnatal. Suelen tener talla y peso más bajos, al menos, hasta la pubertad.
- Disfunción del sistema nervioso central. Esta disfunción puede ser física, como la microcefalia Circunferéncia craneal pequeña), o conductual, por ejemplo déficit de atención.
También pueden haber otras manifestaciones clínicas como: estrabismo, anomalías cardiacas, esqueléticas entre otras.
Síndrome Alcohólico Fetal: tratamiento
Es muy importante un diagnóstico precoz para poder así iniciar también un tratamiento precoz por profesionales especializados, ofreciendo soporte al niño, a la familia y al colegio; ya que estos niños presentan determinadas conductas que alteran sus relaciones sociales, abuso de tóxicos, su rendimiento escolar y su salud mental, que en muchos casos hace que no puedan vivir de forma independiente.
El principal tratamiento se basa en los programas de intervención temprana de tratamiento psicopedagógico, tanto para ayudar a los niños con la autorregulación como para apoyar a los maestros y cuidadores en el manejo de la conducta en el colegio y en casa.
La prevención de esta patología consiste en la abstinencia total de alcohol por parte de la madre. Ésta es la medida más eficaz.