El IMC, indicador de un desarrollo infantil adecuado
El Índice de Masa Corporal (IMC) muestra si el desarrollo de un niño está siendo el correcto. Para poder comprobarlo, se han de realizar seguimientos periódicos con el pediatra.
Actualmente, existen gráficas que muestran que el desarrollo de un niño está siendo el correcto, tanto desde el punto de vista del peso como del de la talla. Pero, desde el punto de vista nutricional, en la especialidad de pediatría se utiliza el índice de masa corporal (IMC). Este índice correlaciona el peso con la talla y con la edad mediante el uso de una fórmula que es el peso dividido por la talla al cuadrado. El valor que resulta de esta fórmula se compara en una tabla que diferencia hombres y mujeres y que se correlaciona con la edad.
Patrones normales de crecimiento infantil
Existen ciertos patrones que indican que el crecimiento infantil está siendo el correcto. Por ejemplo, a los 6 meses de vida se suele duplicar el peso del nacimiento y, al año de vida, se suele triplicar. Si los patrones de crecimiento no son normales, es posible que exista algún problema orgánico que lo impida.
El crecimiento del peso y talla se realiza de manera regular hasta el inicio de la preadolescencia. En las niñas de 11-12 años se produce un aumento importante tanto del peso como de la talla. Esto provoca que, en un mismo curso escolar, las chicas parezcan más mayores que los chicos. Es en esta época cuando muchas de las niñas ya presentan el cambio y tienen su primera menstruación (menarquía). Sin embargo, el aumento importante del peso y talla de los chicos no se produce hasta los 13-14 años. Alrededor de los 18 años, tanto los chicos como las chicas dejan de crecer; siempre y cuando no exista una edad ósea retardada.
Seguimiento pediátrico
El seguimiento con el pediatra debe hacerse desde su nacimiento. Así, desde el primer momento se controlan tanto el peso, como la talla y el IMC. Los controles pediátricos que todo niño sano debe realizar son los siguientes: a los 15 días del nacimiento, al mes, a los dos meses, a los cuatro, a los seis y al año. Una vez cumplido el primer año de vida, los controles se deben hacer a los 15 meses, a los 18, a los 2-3 años, a los 5, a los 11 y, por último, a los 14 años. En estos controles pediátricos, se valora el desarrollo del niño, se valoran sus funciones y se hace la vacunación correspondiente al período.
Si el crecimiento del niño no es el adecuado o existe alguna patología que lo necesite, los controles pediátricos pueden ser más frecuentes. En estos casos, se individualiza el seguimiento para un mayor y mejor control del niño.
Tratamientos a seguir si un niño no crece lo suficiente
Cuando se observa que un niño crece de forma inadecuada, en primer lugar lo fundamental es realizar una exploración exhaustiva para poder descartar cualquier patología orgánica que pudiera justificar este retraso de crecimiento. Es importante valorar la talla de los progenitores, ya que si éstos son de talla baja, está justificado que su hijo también lo sea.
Una vez descartada cualquier patología orgánica, se realiza una radiografía de carpo izquierda (si el niño sea diestro) para valorar la edad ósea. Si el niño posee una edad ósea retardada, significa que crecerá por detrás de sus compañeros; pero cuando éstos dejen de crecer, ellos seguirán creciendo hasta alcanzarles.
Es muy importante, desde el punto de vista analítico, valorar la hormona del crecimiento. La prueba tendrá que hacerse en ejercicio para que ésta sea valorable. Si el resultado de la prueba indica que existe un déficit de la hormona de crecimiento, ésta se puede administrar de forma exógena con un coste elevado. Afortunadamente, los casos de déficit de hormona de crecimiento son escasos. En ningún caso se debe administrar la hormona del crecimiento en niños normales que sean bajitos para que crezcan.