El peeling: síntomas y tratamiento
Factores a tener en cuenta
Los peelings se llevan a cabo para mejorar el aspecto y la estructura de la piel dañada por el desarrollo del envejecimiento, el acné o el exceso de pigmentación. En el transcurso de su aplicación el síntoma que notaremos será una ligera sensación de picor y escozor tolerables que desaparecerán tras la neutralización del ácido.
Después de un peeling nuestra piel presentará una situación de tirantez, enrojecimiento y una leve inflamación. En función de la profundidad en la cual se aplique el peeling se podrá observar un cierto grado de descamación. Tras unas horas transcurridas estos síntomas desaparecerán.
Actualmente, las personas que deben evitar someterse a un peeling de ac glicólico son aquellas que comporten: herpes, verrugas, heridas abiertas, antecedentes de cicatrices hipertróficas y queloides o que hayan sido sometidas a crioterapia o a una cirugía. Aun así, siempre será el médico el especialista que lo decida. La edad no es un aspecto a tener en cuenta, sino el estado de la piel, ya que este tratamiento es la mejor solución para jóvenes con problemas de acné o hiperpigmentación.
La efectividad no es siempre en todos los casos la misma. Los resultados siempre dependen del estado inicial de la piel. De todos modos, aunque la piel esté muy estropeada, siempre se conseguirán efectos visibles. El número de peelings aplicados normalmente suele ser de ocho a diez, con un intervalo entre ellos de entre 1 a 6 semanas. Aun así, no hay un límite de sesiones y en el caso de los peelings superficiales se pueden aplicar en cualquier área de la piel.
Aplicación peeling
En la aplicación de este tratamiento siempre va enlazada la teoría a la práctica. El éxito del peeling está condicionado por el dominio de los parámetros técnicos y humanos que avalen la satisfacción del paciente y, por tanto, solo un especialista en la materia debe realizarlo. Por el contrario, existen peelings que pueden ser empleados por personal no médico como en el caso de los peelings cosméticos, por el contrario.
Los peelings pueden ser acompañados por otro tipo de tratamientos, hecho que apoyará y potenciará los efectos de las diferentes técnicas tales como el láser y las infiltraciones entre otros. Otro aspecto a tener en cuenta son las estaciones del año. El otoño, el invierno y la primavera son los períodos más recomendables, aunque actualmente a causa de la revolución tecnológica se hallan peelings de última generación que pueden administrarse en plena temporada estival y sin producir ningún daño sobre la piel.
Una consideración es la de esperar a 24h hasta maquillar la zona, aunque siempre se debe valorar en función del tipo de peeling ejecutado en la zona. Otro aspecto es su diferencia con el láser. Éste último procedimiento profundiza más en la piel, necesitando un tiempo de recuperación mayor. En cambio, los efectos del peeling son más progresivos y no comportan la pérdida de días laborables.
Cabe destacar, que el empleo de los peelings médicos en contadas ocasiones finaliza con una sola sesión. Además durante el transcurso del tratamiento el paciente será sometido al estrés estético social que provoca el cambio de piel (varía en función del tipo de peeling y del tratamiento). Durante el desarrollo de los mismos puede ocasionarse un rebrote acnéico, pueden aparecer hiperpigmentaciones e irritaciones del tejido cutáneo, entre otros, que previamente eran imperceptibles al ojo humano, pero que se encontraban latentes en la piel. Estos elementos no imposibilitan un óptimo resultado; por ese motivo es difícil de prever el número de sesiones que se requieren en cada caso. El cuidado que el paciente tenga en su casa y en sus tareas diarias es fundamental para que el tratamiento sea cien por cien eficaz.