Endoscopia digestiva para diagnosticar posibles enfermedades digestivas

Endoscopia digestiva para diagnosticar posibles enfermedades digestivas

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 14/06/2019

La endoscopia digestiva o gastroscopia se realiza para diagnosticar y tratar enfermedades del tubo digestivo superior: esófago, estómago y duodeno.

Se lleva acabo con un endoscopio, que es un aparato con un tubo flexible de un centímetro de diámetro y unos 100cm de largo. Dicho aparato se introduce por la boca y el especialista en Aparato Digestivo lo hará avanzar por el intestino superior. Con la cámara que dispone en su extremo permite ver el interior del intestino, a través de un monitor.

 

En qué casos se realiza una endoscopia digestiva

Los casos más frecuentes por los que suele solicitarse una endoscopia digestiva son:

  • Problemas de esófago: esofagitis, estrechamiento de esófago o tumores.
  • Analizar problemas de estómago, tales como gastritis, úlceras gástricas o tumores.
  • Problemas de duodeno, como la úlcera duodenal.
  • Diagnosticar hernia de hiato o reflujo gastroesofágico.
  • Diagnosticar la causa de la hematemesis (vómito con sangre).
  • En casos de anemia ferropénica (falta de hierro), si se sospecha que el paciente tiene pérdida crónica de sangre por el tubo digestivo superior.
  • Si el paciente deposita heces negras, originadas por una mezcla de heces con sangre digerida, que tiene su origen en una hemorragia del intestino superior.
  • Buscar la causa de dolor abdominal superior, disfagia (dificultad para tragar), vómitos o pérdida de peso repentina.
  • En pacientes con cirrosis, ya que dicha enfermedad hace que las venas del esófago y estómago se engrosen, habiendo riesgo de romperse.
endoscopia digestiva
La gastroscopia o endoscopis digestiva es la prueba idónea para diagnosticar las enfermedades como gastritis o hernias de hiato
 

Preparación para una endoscopia digestiva y en qué consiste la prueba

La endoscopia digestiva suele realizarse en unos 10-30 minutos, aunque puede durar más según los hallazgos que haga el especialista. No es necesario ingreso hospitalario pero el hecho que se administre al paciente un sedante para que esté relajado durante la prueba hará recomendable que acuda acompañado.

Antes de la prueba será necesario que el paciente no ingiera agua ni alimentos durante las 6-8 horas previas. Esto hará más fácil la exploración del intestino. Además, disminuye la posibilidad de vomitar, con el riesgo de que el vómito entre en la vía respiratoria y dé problemas pulmonares.

Tras la preparación el paciente recibirá la sedación. Acto seguido se le colocará un aparato en la boca, para evitar que la cierre y se dañe los dientes con el endoscopio. Se tumbará al paciente sobre el lado izquierdo y el especialista en Aparato Digestivo introducirá el endoscopio, previamente lubricado, por la boca. Entonces pedirá al paciente que trague, y así facilitará el paso del endoscopio hasta el duodeno. Es importante evitar tragar durante la prueba, a no ser que así lo indique el especialista.

Mientras dura la prueba el especialista puede realizar otras intervenciones mediante los canales de los que dispone el endoscopio (procedimientos diagnósticos o terapéuticos). Tras ello el endoscopio se retirará con cuidado y el paciente descansará hasta que le pase el efecto sedante. Es importante no comer ni beber hasta que el efecto anestésico haya pasado.

Gastroenterología