Enfermedad de Parkinson y trastornos del movimiento

Enfermedad de Parkinson y trastornos del movimiento

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 11/06/2019

Ansiedad, fatiga o estrés aumentan los síntomas de los principales trastornos del movimiento

Los trastornos del movimiento comprenden un amplio grupo de alteraciones del control motor en la especialidad de neurología. Se distinguen dos grandes grupos: los que se caracterizan por lentitud de movimientos y que suelen acompañarse de aumento del tono muscular (síndromes acineto rígidos) y los que se caracterizan por la presencia de movimientos anormales involuntarios (también llamados hipercinesias o discinesias). El síndrome acinético más importante lo constituye la enfermedad de Parkinson y sus diferentes variantes, que con frecuencia se llaman parkinsonismos o parkinson atípico. Entre las hipercinesias hay que destacar el temblor, las distonías, la coreas, los tics y las mioclonias. La repercusión que los trastornos del movimiento tienen sobre la calidad de vida del paciente es muy variable y dependerá en gran parte de la causa y de su intensidad. En algunas es leve. En otras son causa de un deterioro progresivo que se asocia a una alteración importante de la calidad de vida del afectado.

Causas y síntomas más frecuentes

Los síntomas clásicos de la enfermedad de Parkinson incluyen el temblor, la lentitud de movimientos y la rigidez muscular. No es infrecuente que se asocie a estreñimiento, pérdida de olfato y depresión mental y pesadillas nocturnas. Otros parkinsonismos menos frecuentes se asocian a caídas y dificultad en el movimiento de los ojos (parálisis supranuclear progresiva) o bajadas de presión arterial y dificultad importante para la micción (atrofia multisistémica). Las distonías son causa de contracciones musculares, generalmente mantenidas y que pueden afectar a cualquier área corporal. A veces, sobre todo en la infancia, son generalizadas.

En el adulto son más limitadas y causan torticolis, espasmos del escribiente, cierre involuntario de los ojos o dificultad para hablar, dependiendo de la zona del cuerpo que se altere. Los tics son movimientos o sonidos repetitivos e irregulares que pueden afectar a diversos grupos musculares. Los pacientes suelen presentar una sensación urgente de necesidad de moverse antes del tic. Aumentan en situaciones de ansiedad o fatiga pero pueden disminuir al realizar actos que requieren cierta concentración.

El paciente puede suprimirlos voluntariamente durante unos segundos o minutos. La enfermedad más importante que se asocia a tics es el síndrome de Tourette. Con el paso del tiempo los tics motores y vocales de la efermedad tienden a mejorar. El temblor esencial es la causa más frecuente de temblor. Puede iniciarse en la adolescencia pero en general su inicio es más tardío. Progresa lentamente en severidad pero no altera la marcha ni la agilidad motora. El temblor es típicamente de acción, es decir, se manifiesta al llevar a cabo un acto motor como coger un vaso de agua o un lapicero para escribir; cede con el reposo de la extremidad. Mejora en ocasiones con la toma de alcohol y empeora con el estrés y la ingesta de café y con frecuencia es hereditario. Los trastornos del movimiento son con frecuencia de causa desconocida y se llaman entonces primarios o idiopáticos. Entre estos casos se incluyen los de causa genética, que son una minoría. Otros trastornos del movimiento son los de causa conocida o secundarios. Causas de casos secundarios incluyen la exposición a un tóxico, traumatismos craneales, los producidos por ciertos medicamentos, por infecciones del sistema nervioso o hidrocefalia. Identificar los casos secundarios es de enorme importancia ya que al eliminar la causa es posible curar la enfermedad.

Tratamiento

El manejo de los diversos trastornos del movimiento requiere ante todo un diagnóstico adecuado. En muchos casos, la experiencia del neurólogo experimentado en el campo de trastornos del movimiento es lo que permite catalogar y plantear el tratamiento adecuado, ya que no existen pruebas de laboratorio específicas en la mayoría de los casos. Recientemente se han desarrollado algunas pruebas de laboratorio o de imagen que son de gran utilidad. El DAT SPECT permite, por ejemplo, visualizar la dopamina cerebral y excluir el Parkinson si es normal. Además tenemos numerosas pruebas de laboratorio que pueden establecer un diagnóstico preciso. Unas son genéticas y otras permiten diagnosticar infecciones o alteración metabólica y de otro tipo. El tratamiento de los trastornos del movimiento depende en gran parte del tipo de movimiento anómalo y de su severidad, y, naturalmente, de su causa.

Neurología