Evolución de la cirugía coronaria
El envejecimiento de la población, junto con la prevalencia cada vez mayor de la arteriosclerosis y la diabetes, hace que la cirugía coronaria siga siendo uno de los pilares de la cirugía cardíaca actual. El debate eterno sobre la mejor opción para revascularizar a un paciente con cardiopatía isquémica, empleando stents o haciendo cirugía abierta, mantiene un grupo numeroso de pacientes con indicaciones muy claras para cada técnica. En la zona intermedia es donde las decisiones se hacen más complejas, porque si bien la cirugía ofrece mejores resultados a largo plazo, también es verdad que es más agresiva inicialmente para un paciente. La cirugía coronaria sin bomba viene a cubrir ese espacio de ofrecer los resultados estables de la cirugía convencional, con una menor agresión fisiológica.
En los años 90 se rescata el concepto de operar a corazón latiendo con las dificultades técnicas que eso suponía. Pero el avance tecnológico y la estandarización de los métodos consiguieron que este tipo de cirugía se consolidase en los hospitales punteros. Añadido el efecto de emplear injertos arteriales para conseguir una revascularización completa sin necesidad de venas, los resultados comenzaron a ganar terreno a técnicas más clásicas. Al evitar efectos colaterales de la circulación extracorpórea, los pacientes tienen postoperatorios menos complicados, aunque los resultados finales en términos de seguridad son similares.
De esta manera se han desarrollado Servicios de Cirugía Cardiovascular en los que esta técnica se ha incorporado como técnica estándar para la cirugía coronaria. La ventaja de esto es que un porcentaje alto de sus pacientes se hacen sin bomba, manteniendo un pequeño grupo de cirugía convencional para casos no aptos. De esta manera, el entrenamiento del cirujano y del equipo es óptimo para la realización de esta técnica y precisamente los pacientes más complejos son los que se benefician más de estos efectos.
No hay duda actualmente de que la cirugía coronaria arterial bien hecha, tanto con como sin bomba, ofrece resultados superiores al cateterismo/stent en enfermedad de tronco, multivaso y diabéticos. La ventaja de que un equipo quirúrgico esté familiarizado con la cirugía coronaria sin bomba (OPCABG) es que puede ofrecer además menor tasa de complicaciones en los pacientes complejos.
Habitualmente, la estrategia general es realizar la cirugía coronaria sin bomba de manera electiva, comprobando en el propio acto quirúrgico la tolerabilidad del proceso y decidiendo parar el corazón en los casos con inestabilidad. El porcentaje de cirugía sin bomba es del 85-90%.